La ONEI acaba de publicar cuatro informes que ayudan a comprender el estado real de la economía castrista en 2018.
“Turismo internacional, indicadores seleccionados 2018” permite obtener una idea de cómo se ha comportado el sector turístico. Los datos son realmente descorazonadores. El ministro debería presentar su dimisión o ser apartado.
Cito los datos textualmente. Llegada de visitantes, un aumento del 1,3%, quedando por debajo del objetivo de planificación central comunista, que era de 5 millones. Fuerte descenso de las pernoctaciones hoteleras de los extranjeros, un -4,7%. Descenso del -10% en la tasa de ocupación, desde el 42,5% al 38,5%. Descenso en los ingresos turísticos del -4,6%. Con signos negativos en las principales magnitudes, si 2018 fue un año malo, muy malo para este sector en la economía de la isla, 2019 será incluso peor. No hay motivo para formarse expectativas de mejora cuando el FMI acaba de anunciar que los principales mercados de viajeros, se encuentran en crisis.
Franceses, ingleses y españoles disminuyen el número de turistas por encima del -15%, y Canadá, el principal mercado de origen, un -2,2%. Estados Unidos, a pesar del embargo, crece un 3% y los cubanos de la diáspora, que aparecen identificados como un mercado de turistas, un 16%. Y eso que hemos tenido que estar escuchando todo tipo de ataques al embargo y no se sabe cuántas cosas más. A los Castro siempre le suelen salir así las cosas. Lo que se tiene que destacar aquí es que, con crisis en Europa, no parece que vayan a mejorar los resultados anteriores. Y por muchos rusos que vengan su peso en el total no consigue compensar las entradas de los mercados clásicos del turismo cubano.
En cuanto a la composición del turismo que llega a la isla, la práctica totalidad el 91% lo hace por ocio, recreo y vacaciones; mientras que otras fórmulas por las que apuesta la política del ministro Marrero, como el turismo de negocios o el de eventos apenas alcanza cifras marginales, entre ambos apenas un 0,36%. Los recursos de la política turística no están siendo bien ejecutados. La publicidad, por ejemplo, no consigue lo que pretende.
En cuanto a los ingresos turísticos, el descenso registrado del -4,6% con respecto a 2017 se nota en mayor medida en el transporte, -15,2% y el alojamiento, con -14,3%. Estos dos componentes suponen casi el 40% de los ingresos totales y en ellos, el sector privado tiene una participación destacada. A la gastronomía tampoco le salen los números, con un descenso del -6,8% en los ingresos, lo que igualmente habrá supuesto problemas para muchos paladares y pequeños negocios orientados a este sector. Recreación con un 34% de aumento y comercio minorista con un 10% experimentan datos positivos, pero representan entre los dos apenas el 14% del gasto turístico. Estos resultados en los que el gasto turístico cae casi un 5% con respecto al año anterior se ven agravados por la creciente debilidad del CUC, moneda en la que se realizan todas las transacciones cuando los turistas entran en el país, lo que puede afectar negativamente a la competitividad del sector. El punto de partida para 2019 no es favorable.