El informe de perspectivas de la OCDE, correspondiente al mes de junio, ha expuesto con claridad las condiciones del entorno de la economía mundial. Este artículo pasa revista a las mismas y ofrece algunas opciones de política económica sugeridas por este organismo internacional.
A modo de resumen, la OCDE considera que se está pagando un alto precio por la guerra de Rusia contra Ucrania y ello va a condicionar el futuro económico de muchos países. Además, este precio puede ir en aumento como consecuencia de la catástrofe humanitaria de la guerra, con el exterminio de miles de personas, y los desplazamientos masivos de aquellos que huyen del conflicto.
Hasta la fecha, las consecuencias de la guerra han producido una crisis de inflación, que afecta a todo el mundo, hacia una tendencia de menor crecimiento de la economía mundial, que se ve reforzada por la política china de "COVID cero". Este escenario no se observaba desde la década de 1970. El aumento de la inflación, impulsado en gran medida por las fuertes subidas de los precios de la energía y los alimentos, está provocando privaciones a las personas de más bajos ingresos, a la vez que genera graves riesgos para la seguridad alimentaria en las economías más pobres del mundo.
La OCDE señala que, antes de la guerra, la economía mundial se había embarcado en una recuperación intensa, aunque dispar, como reacción a la parálisis provocada por el COVID-19. Después llegaron las perturbaciones en las cadenas de suministro globales, con el cierre de empresas y fábricas en China, como consecuencia de la política “COVID cero”, y finalmente la guerra en Ucrania, asestando un duro golpe a la recuperación.
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