El derecho de asilo concedido al candidato ganador otorgado por España el pasado fin de semana, ha generado numerosos sentimientos encontrados registrados en las redes sociales, algunos manifiestan decepción, otros lo justifican por la salvaje represión. Entre tanto el régimen reclama “victoria popular” al creer que ha enterrado el voto aplastante de la población al concretar el destierro al triunfador.
Es claramente remarcable que el objetivo de Maduro es producir desazón y frustración, en el pueblo que masivamente lo arrasó en las urnas electorales el pasado 28 de Julio, al lograr la oposición en esta ocasión demostrar con 8 millones de votos que desea su salida del poder.
La Tiranía conoce que es una situación muy diferente a lo sucedido con el Gobierno Interino de Juan Guaidó, este fue producto de una mayoría calificada de la Asamblea Nacional que legalmente determinó la usurpación del cargo presidencial y designó un mandatario provisional, quien mas allá de sus aventuras y desventuras las cuales disolvieron su gestión, identificó las costuras autoritarias de la gestión madurista internamente y ante la comunidad internacional.
En esta ocasión el contexto es diferente, es el voto popular que se manifestó en todos los rincones del país, al punto que resultó derrotado el candidato oficialista en cada de las circunscripciones electorales regionales como jamás le había sucedido a candidato alguno en la historia política venezolana.
En realidad, se ha operado una ruptura definitiva de la mayoría de la población con el proyecto político “socialismo del siglo XXI”, al deslegitimar al actual mandatario cuyo periodo inició en 2018 con profundos cuestionamientos, al provenir la convocatoria de una Asamblea Constituyente irrita originada por una elección inconstitucional.
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