Dice que no negociará con Maduro el triunfo de su pueblo: “Nicolás Maduro se tiene que ir”.
Ago. 17.– María Corina confiesa, conmovida, que sueña con el regreso de sus hijos a Venezuela y anuncia que este sábado habrá marcha mundial:
VICKY DÁVILA: María Corina, gracias por defender la democracia, la libertad, por ser un ejemplo, usted es una heroína; es que no sé qué más palabras decirle, estoy emocionada de verla.
MARÍA CORINA MACHADO: Vicky, muchas gracias, estoy muy orgullosa de lo que hemos hecho los venezolanos con el apoyo de los colombianos y los latinoamericanos. Lo que está en juego es el futuro de una sociedad, de millones y millones de personas en Venezuela.
Lo observado luego de las elecciones presidenciales del 28-J no deja margen de duda para la mayoría de los venezolanos y la comunidad internacional de la entraña dictatorial del régimen madurista, aclarando así todo argumento de la politología nacional que insistía en edulcorar la administración mas represiva de nuestra historia.
Los hechos signan el inicio de las dictaduras, pero no prefiguran su caída con certeza, siendo su característica fundamental la pretensión de mantenerse en el poder eternamente convirtiéndolo incluso en hereditario, sin escrúpulo alguno se fijan el objetivo así conviertan a sus países en un cementerio, y a los poderes públicos en un guiñapo de adulantes a su servicio.
Los regímenes tiránicos del siglo XX conocieron caudillos que prefirieron morir en el mando antes que alternarse en el poder: Il Duce Benito Mussolini en 1945, Adolf Hitler igualmente en 1945, Josef Stalin en 1953, Francisco Franco en 1975, todos sin excepción creyeron que su posteridad tendría como destino la eternidad en el poder.
Otros en América Latina en la segunda mitad del siglo pasado cuando proliferaban “los gorilas del cono sur” en tiempos donde Venezuela era el oasis de la democracia en el continente, no pudieron ir tan lejos como sus predecesores y prefirieron ceder ante la presión popular por el restablecimiento de la democracia. La Argentina de Videla y Galtieri debió dar paso a Raul Alfonsin, el Brasil de Castelo Branco a Tancredo Neves y Jose Sarney, el Chile de Pinochet derrotado en un plebiscito entregó el poder a Patricio Alwin, el Uruguay de Bordaberry cedió a Julio María Sanguinetti, el Panamá de Noriega a Guillermo Endara.
Dicen que no duerme desde el pasado 28 de Julio al convertirse sus noches en un blanco velo de insomnio, al mismo tiempo en los pasillos del Palacio de Miraflores se le nota irritado, agresivo, con los afectos de su entorno familiar y político, al sentirse escrutado y cuestionado hasta por algunos de sus compinches ideológicos del Foro de Sao Paulo.
Su actitud es comprensible luego de recibir una paliza electoral histórica terrible, de manos de un “viejo decrépito y de una demonia” como solía descalificarlos en la campaña, es sumamente doloroso aun cuando basó su imagen en presentarse ante el país, como un macho alfa trasegado en los monigotes de un gallo pinto y del superbigote antimperialista.
En realidad, la ira, la soberbia que lo acompaña en cada una de sus intervenciones le proyecta un carómetro de derrota, ante un pueblo que en cada rincón del territorio nacional disfruta la victoria obtenida y una comunidad internacional expectante, al conocer en tan solo 48 hrs. el 80% de las actas presentadas por los testigos opositores que validan el triunfo de Edmundo González.
Efectivamente el resultado reflejando en las actas recogidas por los testigos opositores indican aproximadamente 7.350.000 votos por Edmundo González, y Maduro obtiene apenas 3.100.000 votos, datos que reflejan el repudio de la mayoría de la población a la peor gestión presidencial de nuestra historia republicana, y al mismo tiempo el resultado mas catastrófico por un candidato perdedor en Latinoamérica
Entre tanto el desangelado acto de entrega de las actas el pasado lunes 05/08 por el directorio del CNE, adicional a las maniobras de invitar dias antes a los candidatos al TSJ para asignarle al poder judicial la responsabilidad del poder electoral en la definición del resultado comicial, arroja más sombra de dudas al prevalecer la opinión pública sobre el gigantesco fraude fraguado desde las entrañas del régimen.