Durante la administración de Obama la "ayuda" o "asistencia" (Foreign aid) otorgada a China osciló entre 61 y 98 millones de dólares, en la administración de Trump osciló entre 26 y 50 millones. Pero eso no es todo: es sólo la punta del iceberg.
Aunque Estados Unidos debe al país comunista más de 800 mil millones de dólares (800 billones en inglés), nuestro gobierno envió casi 500 millones de dólares a China para pagar todo, desde proyectos literarios de poesía hasta investigaciones sobre murciélagos. La verdad es que nadie en Washington puede (o quiere) dar cuenta de la cantidad real que se ha enviado y se sigue enviando a China.
El gobierno federal no sigue el rastro de los dólares de los contribuyentes después que el dinero sale del Tesoro para ver dónde termina. Esto permite que intermediarios irresponsables canalicen dinero destinado a proyectos en China sin el escrutinio público, algunos de muy cuestionable utilidad.
Los Institutos Nacionales de Salud y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), por ejemplo, otorgaron millones de dólares a EcoHealth Alliance. Seguidamente, esa turbia organización compartió el dinero con el notorio Instituto de Virología de Wuhan, administrado por el Estado en China, para la arriesgada investigación sobre los coronavirus de murciélagos que muchos creen que desencadenó la pandemia de COVID-19.
Una auditoría reciente de la Oficina de Responsabilidad Gubernamental (GAO, por sus siglas en inglés) concluyó que era imposible determinar el monto total en dólares que se enviaba a cualquier parte de China porque Washington no estaba llevando un registro.
Mientras tanto, el monto de la deuda nacional de Estados Unidos sigue subiendo en billones de dólares (trillones en inglés) todos los años.
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