
Muy pocos han oído hablar de una teoría económica que surge de pensadores y economistas católicos, el "Distributismo", un planteamiento basado en los principios de la Doctrina Social de la Iglesia (DSI), la cual quedó articulada y codificada mediante diversas encíclicas redactadas desde el siglo XIX, a partir de la Rerum Novarum de León XIII. Por tanto, estimo que es un tema que merece abrir amplios debates.
El Distributismo es una teoría que comienza a desarrollarse a partir del pensamiento de Hilaire Belloc y G.K. Chesterton y su principio clave establece que la propiedad de los medios de producción debe estar lo más extendida posible en lugar de concentrarse en manos de unos pocos propietarios (capitalismo) o en manos de burócratas estatales (socialismo). No obstante, Belloc, quien llegó a ser miembro del Parlamento Británico, no creía que estuviera desarrollando una nueva teoría económica, sino más bien reconstruyendo una antigua y extendida defensa de la propiedad privada y la libre empresa contra las novedades adulteradas tanto del capitalismo como del socialismo.
Frente al capitalismo, basa su argumento en la tendencia entre los desposeídos a consolidar su condición de clase asalariada demandando al Estado y a sus patronos precisamente aquello que les hace dependientes; es decir, más salario y más seguridad en lugar de reivindicar el acceso a la propiedad mediante la libre empresa como un derecho inalienable, única fuente de libertad económica y política. Frente al socialismo, desarrolló un pensamiento original que atribuía el fracaso de la ideología socialista a la “falsa filosofía” que le servía de base. En su opinión, esta ideología conducía directamente al tipo de sociedad que denominó el estado servil. Por tanto, siguiendo el pensamiento de John Locke en cuanto a que una sociedad estable tiene que estar basada en individuos libres, planteaba –como lo había formulado Locke en su Carta en torno a la Tolerancia (1689)– que es indispensable la libertad económica, la libertad intelectual y la libertad de conciencia, así como un indispensable derecho a la propiedad privada.
Por su parte, el escritor y filósofo G.K. Chesterton explicó la relación de la teoría con la política actual cuando escribió: "La mitad de nuestro tiempo lo dedicamos a explicarle al comunista que no estamos defendiendo el capitalismo; y explicarle al capitalista que no estamos defendiendo el comunismo". De hecho, no se trata de un sistema excesivamente dogmático por el que todos los aspectos de la vida económica han sido grabados en piedra, ni de un conjunto de impresionantes ecuaciones matemáticas a través de las cuales se pueden optimizar las decisiones, sino que para alivio de quienes temen o han experimentado los rigores del socialismo marxista o maoísta y todas sus secuelas puede afirmarse que el Distributismo NO es una forma encubierta de socialismo. Es un sistema que favorece la propiedad privada y la pequeña y mediana empresa.
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