Durante el presente año 2024 se han conocido en forma reiterada opiniones de empresarios, consultores y académicos del sector privado relacionadas con un posible aumento de salario a los trabajadores, el establecimiento de una nueva relación entre empleadores y trabajadores y la marcha del diálogo social con el gobierno nacional.
Sobre estos temas debemos decir que mucha agua ha caído sobre los techos de cartón, en circunstancias que no solo son referidas al siglo XXI, también a la última década del siglo pasado cuando se aprobara la Ley Orgánica del Trabajo en 1990 y su posterior reforma de 1997 la cual estuvo vigente hasta el 2012, sustituida luego con la inconsulta imposición presidencial del Decreto Ley DLOTTT vigente hasta hoy.
De tal manera al transcurrir más de tres décadas, estos temas han revoloteado la interlocución del mundo del trabajo, a tal extremo que la Carta Magna de 1999 legisló sobre el tema en el texto constitucional y disposiciones transitorias, las cuales finalmente fueron desestimadas y vulneradas por la actual gestión durante un cuarto de siglo, demostrando que sus demagógicas promesas de redención laboral solo fueron un anzuelo y señuelo electoral, en procura de votos como estrategia para mantener el poder.
Por tanto, las recurrentes frustraciones de los trabajadores acumuladas desde la última década del siglo XX hasta el presente, en un contexto de debilitamiento extremo, atraso y fragmentación del movimiento sindical venezolano, es el caldo de cultivo para la promoción de toda suerte de herejías contra el concepto de trabajo digno acordado a nivel global por la OIT.
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