Durante la entrega del Premio Nobel de la Paz a a María Corina Machado, Jørgen Watne Frydnes, Presidente del Comité, denunció la alianza autoritaria que incluye a Hezbollah y provee a Venezuela de armas, sistemas de vigilancia y asistencia económica para su supervivencia.
Oslo, Dic. 9 (DPnet).– Durante la ceremonia de entrega del Premio Nobel de la Paz 2025 a la hija de la líder opositora venezolana María Corina Machado, el Presidente del Comité Noruego del Nobel, Jørgen Watne Frydnes, destacó cómo los regímenes autocráticos están aprendiendo unos de otros y compartiendo herramientas de coerción y condenó la situación de Venezuela, calificándola de Estado “brutal y autoritario” sumido en una profunda crisis humanitaria y económica.
“Los regímenes autoritarios aprenden unos de otros. Comparten tecnologías y sistemas de propaganda,” afirmó Frydnes en su discurso en el Ayuntamiento de Oslo. “Detrás de Maduro están Cuba, Rusia, Irán, China y Hezbolá, que proporcionan armas, sistemas de vigilancia y vías de supervivencia económica. Hacen que el régimen sea más robusto y más brutal”, sentenció Frydnes ante los asistentes.
Frydnes lamentó que la comunidad internacional a menudo diera la espalda a los venezolanos que luchan por la democracia. Mencionó que algunos observadores se aferraron a “viejas narrativas” al ver a Venezuela como una lucha contra el imperialismo o como una competencia entre superpotencias, cometiendo una “traición moral a quienes de hecho viven bajo este régimen brutal.”
De hecho, el Comité noruego del Nobel documentó una larga lista de abusos y violaciones de derechos humanos, incluyendo casos de tortura sistemática y la detención de más de 200 menores tras las elecciones de 2024. En consecuencia, el Presidente del Comité del Nobel instó directamente al presidente Maduro a "aceptar los resultados electorales y renunciar a su cargo", sentando así las bases para una "transición pacífica hacia la democracia". Este llamamiento fue recibido con un prolongado aplauso de los dignatarios y líderes mundiales presentes, que incluyeron a los reyes Harald V y Sonia de Noruega, el líder opositor Edmundo González, y los presidentes de Argentina, Javier Milei; de Panamá, José Raúl Mulino; y de Paraguay, Santiago Peña. 
Machado no pudo viajar a Oslo a tiempo para recoger el galardón, por lo que fue su hija, Ana Corina Sosa, quien recibió el diploma y la medalla en su nombre. Durante el acto de entrega del Premio, leyó el discurso que había escrito su madre, en el que, entre muchos otros detalles señalaba que: "He venido a contarles una historia, la historia de un pueblo y su larga marcha hacia la libertad. Esa marcha me trae hoy aquí, como una voz entre millones de venezolanos que se han levantado una vez más para reclamar el destino que siempre les ha pertenecido ..." Sosa, visiblemente emocionada, confirmó más tarde que podría abrazar a su madre en Oslo en “solo unas horas” y que la intención de la líder opositora es regresar “muy pronto” a Venezuela.
Posteriormente se ha sabido que María Corina Machado logró salir en una embarcación de forma encubierta de Venezuela (donde es perseguida por el régimen) desembarcando en Curazao, una isla que está a pocos kilómetros de la costa venezolana. El traslado de la líder política se realizó el martes, evitando cualquier anuncio previo que pudiera poner en riesgo su integridad. La operación fue cuidadosamente planificada, y la información sobre su salida solo se divulgó una vez que la dirigente se encontraba fuera del territorio venezolano.
Después de varios días anunciando su llegada inminente a la capital noruega, finalmente se ha producido para recoger el Premio Nobel de la Paz. Tampoco pudo llegar al banquete que se celebró en el Grand Hotel en su honor, pero sí ha podido asomarse al balcón, como 
es tradición, aunque algo más tarde de lo previsto.
Al grito de «valiente, valiente», así fue recibida la madrugada de este jueves tras asomarse al balcón del Grand Hotel de Oslo desde el que saludó a los cientos de venezolanos y la prensa que se encontraban en el exterior. María Corina Machado cumplía su promesa de estar en Oslo y también uno de sus deseos más inmediatos: reunirse con su familia.
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