La economía, el presupuesto y el petróleo en el ámbito del conflicto iraní y de la rivalidad partidista en EEUU

Muchos tratan de tapar el sol con un dedo, pero aunque hay motivos para criticar a la actual administración en sus fallos y políticas, es puro fanatismo cuando TODO cuanto haga y logre esté mal y, muy en particular, en el ámbito de la economía y del poder adquisitivo de los habitantes del país. Sencillamente, los números no mienten mientras que, por el contrario, las opiniones de los fanáticos son sumamente subjetivas. Veamos:

Gerardo E. Martínez-SolanasPara la inmensa mayoría de los habitantes de cualquier país, la más importante de sus preocupaciones económicas es cómo sufragar el presupuesto familiar. Este es un problema que muchos experimentan en Estados Unidos. Un caso ilustrativo es cómo, no solo la magnitud del cheque semanal promedio, sino lo que ese cheque realmente puede adquirir, disminuyó cerca del 4% desde que el Presidente Biden tomó el mando hasta que abandonó el puesto.  En resumen, el empleado, obrero o trabajador perdió en promedio el 4% de su poder adquisitivo durante esos cuatro años.  Pese a que la inflación fue significativamente superior, quedó parcialmente compensada, aunque no totalmente, por los aumentos en los sueldos que, en consecuencia, resultaron ser insuficientes en un 4% en relación con la inflación.

Por el contrario, bajo la actual administración, en sólo cinco meses, es decir, desde finales de enero hasta hoy, ese cheque semanal o mensual promedio de un asalariado en EEUU, no solo ha aumentado bastante, sino que también puede comprar más porque esos aumentos salariales están superando la inflación. Por tanto, el poder adquisitivo del asalariado medio ha mejorado un poco más del 1% en estos cinco meses. Esto representa un contraste marcado: desde una caída del 4% anterior hasta un aumento de más del 1% en los últimos 5 meses.

En gran parte, esto se debe a cómo la actual estrategia económica ha logrado frenar la inflación. La inflación es persistente a lo largo de la historia, pero ha disminuido en nuestros días a niveles muy por debajo de los que sufrió el país entre 2021 y 2024. De hecho, los precios en este momento bajo la administración Trump están creciendo a un ritmo anualizado de alrededor del 1.4%. Por el contrario, cuando el Presidene Biden asumió el cargo, la inflación promedió en sus primeros 18 meses el 8.6% anualizado. Fue una carga terrible para los consumidores, sobre todo los de más bajos ingresos. Seguidamente, durante los últimos 30 meses de su mandato, la inflación siguió siendo relativamente alta, acumulando un 3.5% más cada año. Ahora el país está experimentando una inflación que no solo se ha reducido a la mitad en comparación con ese último período de inflación más moderada de la administración del Presidente Biden, sino que es todavía inferior a la que se había estado experimentando durante la expansión económica que se detuvo abruptamente con el estallido de la pandemia y la victoria de Biden en las elecciones de 2020.

Además, en promedio, los precios están bajando, sobre todo los de artículos de primera necesidad. Los huevos son un buen ejemplo. La gasolina es otro buen ejemplo y es uno de los mejores porque su precio afecta el transporte nacional e internacional y muchas otras actividades, sin contar que corresponde a la baja del precio del petróleo que afecta a los plásticos y a infinidad de otros productos. También han bajado los precios de otros productos básicos, pero lo que vemos cuando analizamos todo el panorama, es que algunas cosas han subido un poco y otras han bajado un poco en término de precios. Esto quiere decir que en promedio casi no ha habido cambios en los dos últimos meses. Por consiguiente, el panorama completo de precios ha arrojado un aumento muy leve desde principios de mayo, lo cual es una gran noticia considerando que Biden le entregó a Trump una economía con una inflación de más del 5% anualizada para los meses de diciembre de 2024 y enero de 2025. Por tanto, la actual política económica ha logrado reducir esa onerosa realidad inflacionaria en un 80%.

Gran parte de esto tiene que ver conel petróleo: el hecho de que la mayor producción de petróleo ha estado ayudando a reducir los precios. Los precios del petróleo han sido muy volátiles y vimos inicialmente cómo se dispararon los mercados de futuros por la incertidumbre que produjeron las primeras medidas económicas y arancelarias del actual gobierno. No obstante, desde entonces han vuelto a bajar y luego se han vuelto negativos hasta el momento. No está muy claro qué dirección van a tomar a partir de ahora debido a la crisis en el Golfo Pérsico. Como resultado de la guerra provocada por la teocracia fanática, dependerá de cuánto daño sufra Irán y su infraestructura antes de que se produzca un impacto significativo en la producción iraní y se compense con un aumento de la producción global. Obviamente, la situación actual causa inestabilidad e incertidumbre, pero a muy corto plazo.

Efectivamente, cuando damos una ojeada alrededor del mundo, podemos comprobar que numerosos países productores de petróleo –ya sean los productores de la península arábiga, los rusos, o la producción americana, que incluye a Canadá, México y naciones de América del Sur– no están produciendo realmente al máximo y existe una capacidad excedente donde se puede extraer más. Ciertamente, en Estados Unidos podrían perforarse más pozos, pero incluso con los ya existentes, pueden bombear más y volver a un nivel de autosuficiencia como se había logrado hace ocho años hasta las medidas de recorte de la producción bajo la administración Biden. Hay millones de barriles de suministro excedente o capacidad excedente en Estados Unidos que están siendo gradualmente liberados, además de los nuevos suministros que pueden aumentarse en el resto del mundo. Por lo tanto, es muy improbable un escenario donde el resto del mundo no pueda compensar cualquier déficit incurrido en la producción de Irán debido a este conflicto.

Desde esta perspectiva, el Congreso de EE.UU. tiene ahora ante sí este "Gran y Hermoso Verdades que se ocultanProyecto de Ley" (Big, Beautiful Bill) que le ha presentado el Presidente Trump, el cual ha sido revisado en la Cámara de Representantes. El resultado de la revisión redunda en ciertos recortes que han provocado intensos debates. Luego hay muchas preguntas e inquietud sobre qué hará el Senado y en estos momentos el país está esperando a que el Senado haga los cambios que quiera. Está claro que el Senado no aprobará el proyecto de ley tal como está. Así que la inquietud se convierte en si el Senado va a hacer sólo pequeños cambios o va a hacer cambios numerosos y significativos al proyecto de ley. Podemos apostar a que habrán bastantes cambios y la reducción del déficit presupuestario va a ser mucho menor que la propuesta. No es que vayan a descartar el proyecto para reescribirlo en su totalidad, pero habrá cambios bastante sustantivos que podrían afectar el nivel del propuesto aumento masivo en la deducción de impuestos estatales y locales [SALT], así como también diversos recortes.

Esencialmente, lo que veremos al final será lo que llamamos un proyecto de reconciliación. Es decir, que básicamente se orientará a garantizar que el gobierno quede financiado por un período de tiempo decente. Este tipo de proyecto contempla una ventana presupuestaria de 10 años simplemente porque esas son las reglas: el país suele usar una ventana presupuestaria de 10 años. Y como es una reconciliación, no sigue el orden regular y puede aprobarse en ambas cámaras con una mayoría simple. Así que el país no tendrá que preocuparse por el reiterado obstruccionismo de 60 votos en el Senado y el correspondiente filibusterismo. Pero esta solución viene con muchas condiciones. Por ejemplo, no se podrán hacer cambios en el gasto discrecional. Solo se podrá controlar y reducir el gasto obligatorio. Luego para cambiar el gasto y para cambiar los impuestos, tienen que ser neutral en esa ventana presupuestaria de 10 años. Así queda bastante limitada la propuesta original del Presidente. Y aquí es donde personas muy versadas en las finanzas y la economía, como Elon Musk, se enojan mucho porque el proyecto acaba en un presupuesto que no recorta lo suficiente. 

También debemos entender que hay mucho gasto que está fuera de  las limitaciones que intenta este proyecto. No han de recortarlo tanto como el Presidente lo quisiera porque eso tendría que hacerse ya sea a través del orden regular o de los paquetes de rescisión (o paquetes de indemnización por despido). Por el contrario, este método de reconciliación es difícil porque los legisladores se ven así muy limitados en lo que pueden hacer y en las cosas que pueden tocar o eliminar. En otras palabras, hay muchas cosas que están "prohibidas" por estos procedimientos. 

Por otra parte, la ventaja de hacerlo así consiste en que una simple mayoría en ambas cámaras es todo lo que se necesita sin la necesidad de una supermayoría en el Senado. Y, desafortunadamente, debido al estancamiento presupuestario que ha sufrido el país  durante años, realmente han habido muy pocas cosas que se han podido aprobar a través del orden regular en el Congreso, sobre todo en períodos Republicanos debido a la monolítica oposición Demócrata. Por lo tanto, lo que hemos visto típicamente son estos proyectos de ley de continuidad o el proceso de reconciliación. Porque hay que reiterar que es simplemente demasiado difícil obtener una mayoría de 60 votos en el Senado. Y esa es una piedra muy dura dentro del zapato, de la cual hasta ahora el país no ha podido liberarse debido a la ausencia de una auténtica voluntad política de colaboración para bien de la nación.

  • Hits: 8

Comments powered by CComment