Es probable que estemos en la antesala de un serio programa destinado a eliminar el irresponsable derroche presupuestario que estaba hundiendo a Estados Unidos en una deuda espantosa e insostenible que acabaría por condenarlo a un espantoso derrumbe económico.
Han elegido al frente del Senate Department of Government Efficiency (DOGE) Caucus a una senadora Republicana que ha identificado alrededor de un trillón de dólares (un billón en español) que podrían recortarse de un presupuesto abrumado por gastos acertadamente denominados "pork barrell" por sus críticos.
En una carta enviada el lunes 25 de noviembre a los asesores de DOGE, Elon Musk y Vivek Ramaswamy, la senadora Joni Ernst (R-Iowa) les esbozó su "manual de instrucciones". Entre otras cosas, señaló que: "Con tres mil millones de dólares de intereses que se añaden a nuestra deuda nacional cada día, cuanto más nos demoremos en abordar el problema, más se alejará la línea de meta", y añadió: "...aquí hay un billón de dólares en ideas para recortar la grasa y reducir la tinta roja".
La Sra. Ernst señaló que el costo de mantenimiento y arrendamiento de los edificios gubernamentales cuesta ocho mil millones cada año, muchos de los cuales están subutilizados o vacíos. Señaló que la fuerza laboral federal todavía trabaja de forma remota (desde sus casas) y, por tanto, "ni una sola sede de una agencia o departamento gubernamental importante en la capital de la nación está ni siquiera a la mitad de su capacidad".
La senadora también pidió al DOGE que actúe sobre la ola de gastos de finales del año fiscal del gobierno bajo la norma de "úsalo o piérdelo", que ella calificó de "Navidad en septiembre". La senadora dijo que el 20 de septiembre de cada año marca la fecha límite para que el gobierno federal gaste el dinero que le queda al final de un año fiscal. En lugar de ahorrar el excedente para el año fiscal que comienza, la desastrosa costumbre establecida obligaba hasta ahora a gastarlo. "En la prisa por usarlo antes de 'perderlo', ¡recientemente se gastaron 53 mil millones de dólares en una sola semana! Los gastos excesivos de septiembre del pasado año fiscal incluyeron compras impulsivas de 4,6 millones de dólares en colas de langostas y cangrejos y 2,1 millones de dólares para juegos y juguetes, incluidos casi 12.000 dólares para una mesa de futbolín".
Mientras tanto, Ernst escribió en X que ha pasado 10 años en el Senado en "una lucha solitaria" para abordar el exceso de gasto federal, y ahora espera trabajar con Musk y Ramaswamy para "eliminar billones en desperdicio".
Esta inquietud está bien justificada y es inquietante que tantos legisladores, sobre todo en la bancada Demócrata, hayan preferido ignorar sus consecuencias en los últimos 20 años. La deuda nacional que en 2004 apenas superaba los 8 billones de dólares (trillones en inglés) y no llegaba todavía a los 29 billones en 2020, ya supera con creces los 36 billones de dólares, lo que equivale a más de 270 mil dólares por contribuyente y ha aumentado del 55% al 123% del Producto Interno Bruto (PIB).
Al anunciar que Russell Vought volverá a dirigir la oficina de presupuesto de la Casa Blanca, Donald Trump escribió: "Restauraremos la cordura fiscal en nuestra nación y liberaremos al pueblo estadounidense a nuevos niveles de prosperidad e ingenio", y agregó que Vought "sabe exactamente cómo desmantelar el Estado Profundo y poner fin al 'weaponized government'". Vought fundó el Centro para la Renovación de Estados Unidos, un grupo de expertos (think tank) que describe su misión encaminada a renovar "un consenso de Estados Unidos como una nación bajo Dios". Este Centro publicó su propia propuesta de presupuesto para 2023 titulada "Un compromiso para acabar con el woke y weaponized government". La propuesta preveía reducciones de gastos por valor de 11,3 billones de dólares en 10 años y unos 2 billones de dólares en recortes de impuestos sobre la renta para que el presupuesto tenga superávit para 2032.
Si se procede a aprobar estos u otros recortes proyectados en el presupuesto de 2025-2026, es probable que inicialmente produzcan un alza en el desempleo y un moderado descenso del consumo, lo cual puede afectar, sobre todo, a pequeñas y medianas empresas. Será un período de austeridad que puede extenderse entre 6 y 18 meses, pero que desembocará en un verdadero renacimiento del equilibrio económico que fomenta el progreso de la nación. Confiemos en que reine la cordura en la nueva Administración federal que tomará el timón económico del país en febrero de 2025 y que sus críticos le den la oportunidad de desarrollar esta estrategia antes de llegar a conclusiones apresuradas.