Venezuela comenzó el año 2014 con los bancos comerciales internacionales estimando diferentes tasas de devaluación para inicios del año y las agencias crediticias reduciendo la calificación de la deuda externa por los marcados desequilibrios fiscal y externo que el país experimenta y la total ausencia de políticas correctivas de ajuste (monetarias, fiscales y cambiarias) convincentes. Es de amplio conocimiento la ralentización del PIB, el aumento de la inflación a un ritmo mayor al 56% anual, la caída de los salarios reales, la expansión del endeudamiento público y de PDVSA, y la pérdida de las reservas internacionales en 2013. (Ver p. ej. el balance preliminar del año 2013 de la CEPAL). A esto hay que añadir que el Banco Central de Venezuela demoró mucho la información sobre la inflación y señaló un cambio metodológico, lo que ha acentuado aún más su falta de independencia y credibilidad.
Si bien el precio del barril de petróleo venezolano se mantuvo elevado, ligeramente mayor a US$100 durante el año 2013, hay varios factores que contribuyen a la situación de desequilibrios interno y externo que deberán ajustarse porque determinan una situación evidentemente insostenible. Algunos de ellos son legados de las nefastas políticas económicas de Hugo Chávez,quien descuidó el crecimiento sostenible con marcados efectos negativos sobre la inversión y la productividad. Además están los torpes manejos de Nicolás Maduro durante 2013que han debilitado aún más las políticas e instituciones económico-financieras básicas y la integración de la economía venezolana al mundo, lo que augura que la crisis continuará, así como el creciente debilitamiento para sortear fuerte cualquier shock.
Entre los legados de Chávez destacan: Venezuela brinda ayuda externa a los países de Petrocaribe y el Alba con lo cual sus ingresos externos disponibles se merman. Se ha incurrido en una creciente deuda externa, particularmente con China que le ha brindado préstamos garantizados con envíos de petróleo por lo que la producción exportable está parcialmente comprometida. La CEPAL estimó que los ingresos efectivos solo son aproximadamente de dos tercios del total de las exportaciones del petróleo. El gobierno ha desarrollado ambiciosos programas sociales especiales (las misiones) orientados a los grupos de menor ingreso en las áreas de educación, salud, transferencias, vivienda, etc. que han aumentado considerablemente el gasto público y que se financian crecientemente con emisión monetaria. El gobierno estatizó las grandes empresas privadas y de servicios públicos que le dio a gestionar a dirigentes políticos afines (clientelismo político) y han determinado la contracción de la producción de la mayoría de ellas, incluso la de servicios públicos como la electricidad y el agua potable, con lo que no solo no hacen aportes de recursos al erario público sino que los requieren para mantener sus mermadas actividades. Se impusieron controles generalizados cambiarios y de precios y se ha intentado determinar márgenes “razonables” de ganancias por lo que las empresas privadas enfrentan severas restricciones y obstáculos para operar eficientemente. También el gobierno de Venezuela decidió mantener gran parte (más del 80% en la actualidad) de sus reservas internacionales en oro monetario, el cual disminuyó significativamente su valor de aproximadamente US$I.650 a US$1.212 la onza, o sea una reducción del 27%, en 2013.
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