Todo indica que el nuevo presidente chino Xi Jinping se apresta a iniciar un nuevo ciclo de reformas económicas para atender algunos cambios fundamentales necesarios para que China mantenga un elevado crecimiento económico y ajuste su patrón de crecimiento para depender proporcionalmente más del consumo interno y menos de las exportaciones y las inversiones. XI Jinping se ha rodeado de académicos de prestigio y funcionarios reformistas, algunos que tienen una trayectoria en posiciones clave, especialmente en campañas contra la corrupción.
China ha desarrollado tensiones (riesgos y vulnerabilidades) en el área rural, el sector financiero y las finanzas de los gobiernos locales en el contexto de una población envejecida. Estas tensiones se originan en una estrategia de desarrollo que ha mantenido las tierras rurales como propiedad estatal, ha sido muy dependiente de la inversión en infraestructura y la relocalización del exceso de mano de obra rural hacia las fábricas urbanas. El modelo de crecimiento vigente logró resultados extraordinarios en las décadas recientes y convirtió a China en el primer país manufacturero y exportador mundial y la segunda economía, pero que cada vez se considera más insostenible.
La transición hacia un crecimiento sostenible en el futuro, con base en un uso más eficiente de los recursos, mayor inclusión social y orientación hacia los consumidores, requiere que se adopten reformas estructurales y en las áreas financieras y fiscal.
En área rural todavía reside un 49% de la población y los agricultores solo tienen derecho al uso de la tierra pero no tienen su propiedad, lo que impide hipotecarla y solo pueden vender sus viviendas a otros agricultores, lo que ahoga el mercado de tierras, tanto rural como urbano. Otra reforma crucial es privatizar algunas empresas estatales que generalmente operan ineficientemente y dependen mucho de los recursos del sistema financiero. Se planea utilizar el valor de estas empresas para financiar la mejora de las pensiones. El sistema financiero a su vez está debilitado por los préstamos que ha hecho tradicionalmente a las empresas estatales.
La Tercera Sesión Plenaria se realizará entre el 9 y 12 de noviembre y es donde XI Jinping presentará las pautas de cómo se propone afrontar estos retos. Xi Jinping ha reconocido los retos y ha indicado los objetivos de las reformas a fin de orientar el ajuste hacia la renovación del crecimiento. Su prioridad inmediata es presentar ahora los detalles del plan de las reformas y, lo que es mucho más crucial, cómo plantea aplicarlo. Hay grandes expectativas en China y a nivel internacional de que el pragmatismo orientado a los logros de largo plazo prevalezca en la Tercera Sesión Plenaria y reoriente el curso de la economía china durante la próxima década.
Previo a la reunión se ha distribuido en Beijing una propuesta conocida como el plan 383, de amplio alcance. Se basa en una reforma trinitaria o de tres componentes. Mejorar el sistema de mercado, transformar las funciones gubernamentales y establecer nuevas estructuras empresariales.
Las ocho áreas clave de las reformas son: (1) Recortar el número de autorizaciones administrativas necesarias para emprenderlas. (2) Reformar las industrias básicas -como el transporte ferroviarioy la energía (el petróleo, el gas y la electricidad)- mediante la reducción de las barreras de entrada, la promoción de la competencia y una regulación y supervisión más efectiva. (3) Una reforma agraria para otorgar la igualdad de derechos a los propietarios de las tierras rurales y urbanas, establecer un mercado unificado de tierras y permitir que los propietarios se beneficien equitativamente del aumento de valor de la tierra. (4) Reformar el sector financiero mediante la reducción de las barreras de entrada y la liberalización de las tasas de interés de los depósitos y los tipos de cambio. (5) Reformar el sistema de distribución de impuestos e ingresos fiscales para hacer compatible los ingresos de los gobiernos con sus responsabilidades y establecer un paquete básico de seguridad social para todos los ciudadanos, pagado por los gobiernos central y provinciales. (6) Reformar las empresas estatales mediante la redefinición de sus responsabilidades y la separación de la administración y la gestión de los activos estatales. (7) Promover el desarrollo innovador y verde. (8) Abrir más el sector de servicios.
Los tres grandes avances que se pretenden son: reducir las barreras de entrada al mercado para atraer inversores y fomentar la competencia; crear un régimen básico de seguridad social para todos los ciudadanos; y permitir que la tierra se negocie en un mercado unificado.
Los cambios que se están considerando no serán fáciles ya que se contraponen a los intereses establecidos. No obstante, en el pasado China emprendió importantes reformas poco después la muerte de Mao en 1976, impulsadas por Deng Xiaoping que la llevaron a abrirse al comercio internacional. Además, promovieron las zonas especiales de desarrollo, se privatizó la gestión de la producción agrícola, se impulsaron el trabajo por cuenta propia y las empresas municipales y de las aldeas. Asimismo, después del atasco de las reformas en 1988-1991, en 1992 China emprendió una reforma del sistema de precios, y posteriormente realizó una reforma tributaria y fiscal orientada a establecer un mercado nacional, privatizó las empresas municipales y de las aldeas y una parte importante de las empresas estatales. Dichas reformas le permitieron integrar mejor su mercado nacional, abrirse a la competencia externa y eventualmente adherirse a la Organización Mundial de Comercio en 2001. Además, desde 2010 inició la zona de libre comercio de los países de Sudeste Asiático-China, que es la mayor zona de esta naturaleza en cuanto a población y la tercera en cuanto a volumen a nivel mundial.
La edición de la revista the Economist de noviembre 2 a 8 dedicó tres artículos a este importante tema que no solo afectará significativamente a China, sino también a la economía mundial.
Próximamente trataré en otros artículos lo que sucederá en Beijing en la Tercera Sesión, el ejemplo que China da a Cuba y Venezuela, por qué destacados economistas institucionalistas como Ronald Coase y Daron Acemoglu-James Robinson tienen dudas sobre la vitalidad del modelo chino, qué modelo es realmente el de China. Considero intelectualmente fascinante lo que está sucediendo en China.