Se acabó la fiesta es el título de un artículo reciente de la revista The Economist (edición de febrero 1 a 7 de 2014) que luce bastante apropiado dada las situaciones de las economías argentina y venezolana. Estos dos países han vivido por encima de sus posibilidades económicas por años por desperdiciar irresponsablemente las ganancias de un extraordinario auge de bienes primarios (Venezuela de petróleo y Argentina de soja). Ambos recurrieron a intervenciones de los bancos centrales y a controles cambiarios y de precios para evitar que las tasas sobrevaluadas y las reservas internacionales caigan y que la inflación aumente aún más. Ahora ambos enfrentan un inevitable e impostergable ajuste.
En ambos países no se difunden estadísticas confiables. En Argentina hay dudas sobre la inflación real y en Venezuela sobre la producción petrolera, la inflación y la escasez. En ambos países han ocurrido saqueos, ni los nacionales ni los extranjeros quieren moneda nacional y adoptan conductas para evitar que la inflación y la baja de la moneda nacional los perjudique, lo que agudiza dichas tendencias. Al menos Argentina ha liberado parcialmente los controles cambiarios en un vacilante paso hacia la normalidad. En Venezuela, la situación es más complicada y difícil dada la ineptitud e intransigencia del gobierno de Maduro.
En el mismo número la revista no se muestra preocupada con el probable desempeño de otros países emergentes, particularmente de las llamadas cinco economías débiles o los BIITS (Brasil, India, Indonesia, Turquía y Sudáfrica) ya que tienen políticas económicas flexibles, comenzando por el régimen cambiario, han acumulado reservas internacionales, sus deudas externas en divisas son menores y algunos (como Colombia, México, etc.) han podido emitir deudas externas en sus propias monedas y la situación fiscal es más fuerte. Sin embargo algunos pesimistas predicen que los mercados emergentes podrían repetir una crisis similar a la latinoamericana de los años 1980s, la asiática de fines de los 1990s o, peor aún, de la de los países avanzados en 2008-2009.
El detonante del fin de la fiesta está vinculado con la atenuación de la política de flexibilización cuantitativa (fc) de la Reserva Federal estadounidense que Bernanke anunció en mayo del 2013 y comenzó a ejecutar en diciembre. No es de esperar que dicha atenuación se modifique ya que la economía de EEUU está recuperándose aunque se ha visto temporalmente afectada por un crudo invierno. Asimismo, la situación desfavorable para los países emergentes se ha acentuado porque China ha comenzado a ajustar su modelo de crecimiento de la expansión de la elevada inversión al aumento del consumo con una menor expansión del PIB.
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