Las PYMES no pueden competir contra las multinacionales oligopólicas
y se ven con frecuencia obligadas a cerrar,
aplastadas por las prácticas de 'dumping'
que provocan la quiebra de la competencia más débil.
Las pequeñas y medianas empresas (PYMES) son la espina dorsal de la economía de cualquier país. A nivel internacional, comprenden entre el 60% y el 70% de los empleos de la fuerza laboral de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que agrupa a 34 países miembros empeñados en el propósito común de coordinar sus políticas económicas y sociales.
Aunque hay distintos niveles, según el país, para identificar a las PYMES, las calificadas como "pequeñas empresas" suelen ser las que emplean a menos de 50 trabajadores y las "empresas medianas" las que ocupan entre 51 y 250 empleados.
En Estados Unidos, más del 95% de los exportadores a los países del Trans-Pacific Partnership Agreement (TPP) eran las PYMES de ese país. En México, las PYMES generaban en 2012 el 52% del Producto Interno Bruto (PIB) y ofrecían el 72% de los empleos del país, destacando así su importancia primordial para mantener una economía saludable.
En todas partes las PYMES suelen generar más empleo proporcionalmente que las grandes empresas, sobre todo si éstas son corporaciones oligopólicas o monopólicas, las cuales suelen estar a la zaga en la generación de empleos en cualquier país. Asimismo, el crecimiento económico, tanto de los países en desarrollo como de los países industrializados, depende en gran medida de la actividad y el éxito de las PYMES.
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