La revista The Economist en su edición del 18-24 de octubre de 2014, presenta un artículo que destaca la rápida caída de los precios del petróleo (Brent de referencia para Europa y WTI de referencia para EEUU) desde mediados de este año, de unos US$115 a US$85 por barril. El artículo establece dudas si la caída es atribuible principalmente a la atonía de la demanda mundial, o a la expansión de la oferta global de crudo, o a ambos factores. La caída es significativa después de cuatro años de haberse mantenido elevado.
Por una parte, la disminución de la demanda mundial se debe a la recesión europea, la menor demanda china y en general de las economías emergentes y el mundo en desarrollo, y la lenta recuperación de EEUU. De hecho, en tres ocasiones, el FMI ha disminuido los pronósticos de crecimiento de la economía mundial para 2014. Por otra parte, el aumento de la oferta mundial de crudo es atribuible principalmente a la expansión de producción no convencional de los esquistos bituminosos (“shale oil”) de EEUU, así como a la producción convencional de Arabia Saudita. Se considera que Arabia Saudita, que posee abundantes reservas de crudo y elevadas reservas internacionales, ha decidido aumentar la producción para desalentar la continua expansión de la producción no convencional no solo de EEUU sino también de Canadá, cuyo costo de exploración- extracción se estima en el rango de unos US$70 a US$80 por barril.
Arabia Saudita podría compensar cualquier caída de los precios, exportando un mayor volumen de petróleo, tal como lo hizo en los años 1980s. Al respecto, hay importantes divergencias en el seno de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) entre los países que desean mantener el precio existente, recortando la producción, y otros que prefieren aumentar la producción para desalentar la expansión de las fuentes no convencionales.
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