Wolfgang Schäuble vs. Paul Krugman: Un oportuno y necesario debate económico

Recientemente se inició en el New York Times un oportuno y necesario debate sobre las bondades o defectos de la austeridad (consolidación) fiscal para superar la crisis financiera/gran recesión con énfasis en la experiencia europea. Entre, por un lado, Wolfgang Schäuble (WS), el estricto ministro de finanzas democratacristiano alemán y, por lado, Paul Krugman (PK), el afamado economista liberal (socialdemócrata) de EEUU.

La posición de Schäuble (WS)

Según WS existen tres mitos sobre la respuesta europea a la crisis que consideran que ha sido contraproducente en el peor caso e ineficaz en el mejor caso.  WS opina que, por lo contrario, Europa está en la senda adecuada para enfrentar las causas y los efectos de la crisis/gran recesión que comenzó en 2008.

En primer lugar existe el mito que Alemania, la mayor economía de la Unión Europea, ha empujado a la eurozona más profundamente a la crisis al no haber estimulado una mayor demanda interna mediante la expansión del gasto fiscal.

Al igual que en medicina, es fundamental el diagnóstico correcto para ordenar el tratamiento económico apropiado.  El diagnóstico correcto de la crisis europea es que fue sobre todo una crisis de confianza, determinada por deficiencias estructurales.  Los inversores se dieron cuenta de que algunos países de la eurozona no eran tan competitivos económicamente ni fiables financieramente como sugerían los rendimientos de los bonos en los años previos a la crisis.  Por ello, comenzaron a tratar los bonos de esos países con mayor precaución, determinando que sus tasas de interés se elevaran.  Estrictamente, el remedio se debía fundamentar en reformas para reconstituir la confianza en las finanzas de los Estados miembros, sus economías y la arquitectura de la Unión Europea.

Schäuble sostiene que la crisis financiera/gran recesión aún no superada, fue detonada por una expansión de la deuda a nivel global, lo que Kenneth Rogoff, el profesor de Harvard, llama el superciclo de la deuda.  La austeridad para eliminar la deuda excesiva crea confianza y la confianza restablece el crecimiento.  Mientras no se solucione el súper ciclo de la deuda, las tendencias contractivas y deflacionarias seguirán latentes.  Luego de la gran recesión se ha reiniciado la recuperación aún con un elevado nivel de endeudamiento, mayor al existente antes a la crisis.  El mundo desarrollado se enfrenta a una muralla de sobreendeudamiento estructural en donde los mercados voluntarios de deuda se enfrentan al nivel absoluto de ella.

En consecuencia, Alemania ha abogado por un enfoque de reformas estructurales y de reducción del déficit fiscal y la deuda pública sin estrangular la recuperación y el crecimiento.  No se trata de una "austeridad a ultranza", sino de restablecer un marco de confianza para la actividad del sector privado mejorando el nivel y la calidad de los presupuestos públicos.  Ello genera un cambio en las expectativas, que indican que un país está comprometido con los objetivos de consolidación fiscal y control del déficit público y reducción de la deuda.

Este enfoque ha sido exitoso en Alemania.  La recuperación económica desde 2009 ha sido amplia, con la demanda interna como el principal motor de crecimiento.  Las inversiones, tanto públicas como privadas, son cada vez mayores.  La reducción de la deuda se está acelerando, en línea con la recomendación del FMI.  Algo similar ha ocurrido en el Reino Unido.

Más importante aún, varios países europeos están cosechando los frutos de los esfuerzos de las reformas y la consolidación fiscal.  Irlanda y España, que hace unos años cuando los problemas financieros comenzaron, pusieron en vigencia reformas de amplio alcance y ahora cuentan con algunas de las tasas de crecimiento más elevadas de Europa.

Un segundo mito es la afirmación de algunos analistas que Alemania, una nación acreedora ha sacado provecho de la crisis.  Es cierto que el gobierno alemán ahora disfruta de costos de endeudamiento bajos históricamente.  Pero también lo tienen casi todos los otros miembros de la eurozona.  Las políticas monetarias no convencionales aplicadas por el Banco Central Europeo (BCE) parecen haber cumplido su parte.  Las  bajas tasas de interés ayudan a todos los prestatarios, pero suponen pérdidas cada vez mayores para los ahorristas y los fondos de pensiones.  Se debe trabajar duro para superar esta situación extraordinaria y encontrar el camino de regreso a una economía de mercado que funcione adecuadamente, en el que los tipos de interés sirvan para asignar los ahorros a las inversiones más rentables.

Esto conduce al tercer mito.  Para algunos analistas la respuesta a la crisis de Europa ha sido brindar cada vez mayor liquidez y mantener las tasas de interés muy bajas.  Ahora que se tienen las dos, se encuentra que estos dos instrumentos de política no son la panacea y que a su vez generan sus propios problemas.  Cada vez más expertos de ambos lados del Atlántico, advierten sobre las peligrosas burbujas en los precios de los activos, así como en los riesgos para la estabilidad financiera de un elevado apalancamiento (financiación mediante préstamos).  Además, es claro que la carga de la deuda es difícil de asumir en algunos países.

Por el lado fiscal, se tienen que preparar los presupuestos públicos para una eventual "normalización" de la política monetaria y los mercados de capitales.  El debate en curso sobre la "normalización" monetaria en EEUU, al final del extraordinario período de "flexibilización cuantitativa" de la Reserva Federal para estimular el crecimiento económico mediante la compra de grandes cantidades de bonos, muestra lo difícil que es retirar un estímulo una vez que el  gobierno y los mercados se acostumbran a ella.

El BCE ha advertido varias veces que la política monetaria no puede sustituir a las reformas fiscales y estructurales de los países miembros.  También la directora gerente del FMI, Christine Lagarde ha insistido en mayores reformas estructurales, que incluyen, entre otras, mercados de trabajo más flexibles, reducir las barreras a una mayor competencia en los servicios, mayores facilidades para establecer negocios en general, una recaudación más robusta de los impuestos existentes y otras medidas similares.  La política monetaria sólo permite ganar tiempo.  Debe asegurarse de que esta vez se utiliza bien para poner las finanzas públicas en orden y las economías en vías de un crecimiento sostenible.

WS señala que las prioridades de Alemania, como actual presidente del G7, son la modernización y las mejoras regulatorias.  Más estímulos en la política fiscal y monetaria no son parte del plan.  Cuando los ministros de finanzas y los gobernadores de los bancos centrales de los países del G7 se reúnan en Dresde a finales del próximo mes de mayo se discutirán estos temas en profundidad, unido, a que por primera vez en la historia del G-7, participarán algunos de los principales economistas del mundo.

La posición de Paul Krugman (PK)

Según PK el problema radica en que los responsables de la política económica europea rechazaron el enfoque keynesiano y optaron por el planteamiento alternativo de la “austeridad expansiva” que es completamente erróneo y sin fundamento según lo muestran los estudios recientes del FMI.  El PIB real por habitante de la eurozona sigue siendo inferior al de 2007.  La trayectoria europea ha sido peor que la de los años 1930s.

La inversión empresarial es débil porque la economía es débil.  En concreto, los efectos del desapalancamiento de los hogares y la consolidación fiscal han determinado un crecimiento lento, lo que ha reducido los incentivos para aumentar la capacidad productiva -- el efecto acelerador -- que influye en los bajos niveles de inversión que reducen aún más el crecimiento.  Concretamente, el FMI, en el Cap. 4 de su informe de las Perspectivas de la Economía Mundial de abril del 2015, señala que la inversión es débil porque la economía está débil y recomienda un programa de infraestructura para reanimar el crecimiento.

Recortar el gasto público en momentos de recesión económica disminuye la actividad económica y el empleo, genera desconfianza y termina aumentando la relación de la deuda pública con el PIB.  Por ello, es erróneo afirmar, como lo hacen algunos analistas y políticos, que la política económica fracasó porque la teoría que la fundamentaba no brindaba la orientación apropiada que los responsables de la política necesitaban.  Todo lo contrario, la teoría económica ofreció las directrices apropiadas, pero los políticos no estaban dispuestos a escucharlas.  No lo estuvieron y continúan sin estarlo.

PK señala que la teoría de la dificultad del crecimiento económico cuando un país alcanza el umbral del 90% de la deuda respecto al PIB está completamente desacreditada, se fundamentaba en el estudio de Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff de la Universidad de Harvard que incurrió en un error de cálculo básico (ver el artículo sobre el tema en Democracia Participativa del 23 de abril 2013).

Además, Alberto Alesinay Silvia Ardagna puntualizaron la necesidad de una política fiscal restrictiva vía la reducción de gastos, no vía el aumento de impuestos; o sea, lograr la consolidación fiscal mediante la reducción del gasto público del estado de bienestar en lugar de aumentar los impuestos.  Parte del problema es que una gran parte de los gastos que proponen recortar son de salud, sanidad, educación y pensiones.  Si las prestaciones sociales se recortan, el déficit caerá con base en empobrecer a la población ya afectada por la recesión, mermar su ingreso disponible y dañar el tejido social, lo que es inapropiado, porque reduce la demanda agregada y agrava aún más el insuficiente gasto de consumo en un momento cuando no es pertinente.

PK señala que el único país con deuda pública excesiva fue Grecia y que los problemas de Irlanda y España sólo se convirtieron en un problema de deuda pública con posterioridad a que la deuda bancaria excesiva del sector privado se trasladó al gobierno a través de los rescates bancarios.  Asimismo, hasta la reciente disputa sobre el techo de la deuda pública en EEUU, los problemas de ese país se originaron en el sector financiero privado.

PK señala que la política monetaria expansionista de liquidez y bajas tasas de interés apoyada primero por la Reserva Federal en EEUU y después el BCE en Europa, no ha generado la inflación que sus detractores anticiparon y, por el contrario, han contribuido a la recuperación económica.  

Observación final

El debate entre Schäuble vs. Krugman es fundamental para la política económica y las decisiones de los políticos, sobre ello ofreceré mis puntos de vista en un próximo artículo. 

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