El pasado año, el 22 de octubre, escribí el artículo La caída del precio del petróleo en estas páginas, en el que consideré que el precio del petróleo tendería a caer por las tendencias imperantes en la oferta y demanda mundiales y que posiblemente tendería a estabilizarse (en un suelo) entre US$70 y US$80 por barril. Obviamente, mi pronóstico fue errado por dos consideraciones que son estructurales, no coyunturales. Ha ocurrido un aumento de la oferta internacional mayor que la que estimé, así como también una mayor reducción de la demanda internacional que la contemplada, particularmente en el año 2015.
El precio del barril de petróleo de Texas, de referencia de EEUU, disminuyó durante los meses de julio y agosto y no ha superado los US$60 por barril. El 11-09-2015 cerró a US$44.63, un nivel bajo respecto al de principios de marzo de 2009, el nadir de la recesión-crisis financiera mundial. Si bien la pronunciada baja del año 2014 estuvo principalmente determinada por dos grandes perturbaciones de la oferta, la caída durante 2015 tiene también un importante componente de la demanda, particularmente de los países emergentes.
Desde el año 2014 el mercado de petróleo comenzó a operar con un nuevo productor internacional regulador: los EEUU. A consecuencia de ello, el proceso de formación de los precios es menos preciso en la actualidad, porque es determinado principalmente por las fuerzas del mercado.
A los cambios de la oferta en el año 2014 contribuyó el anuncio sin precedentes de Arabia Saudita de que dejaría de jugar el papel de regulador de la producción de la OPEP. Así no reduciría la producción cuando los precios tuvieran una baja significativa, lo que ha realizado desde 2014, y de aumentarla para compensar los incrementos repentinos de los precios. Esta es una decisión comprensible y racional. El desempeño del papel de productor regulador significaba un costo cada vez más elevado para el país. Así la participación en el mercado de los proveedores no tradicionales aumentó, los productores no miembros de la OPEP siguieron produciendo en gran escala y algunos de los miembros de OPEP no respetaron los límites máximos de producción convenidos. En vista de ello, no se debería esperar que Arabia Saudita continuara haciéndose cargo de ser el productor estabilizador del mercado, como lo fue por muchos años. Además, quería sacar del mercado a los productores marginales de EEUU.
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