EL SIONISMO
El Sionismo es un movimiento político judío de corte nacionalista que fue fundado en 1897 en Basilea, Suiza, por el periodista austrohúngaro Teodoro Herzl. El Sionismo promovía la creación de un Estado Nacional Judío bajo el principio de “Un Pueblo, un Estado”.
Esa tesis política que fomentaban los sionistas estaba contemplada en el panfleto escrito por Herzl en febrero de 1896 titulado “der Judenstaat “ (El Estado Judío) y se centraba en que tras siglos habitando naciones europeas era imposible una integración con los pueblos de Europa, ya que habían sufrido constantes marginaciones y discriminaciones que habían llevado, incluso, a matanzas masivas. Por ello la única solución viable era crear un estado de mayoría judía, internacionalmente reconocido, donde poder vivir de forma segura.
LA DECLARACIÓN BALFOUR
En 1917, en plena Primera Guerra Mundial, el Ministro de Relaciones Exteriores de la Gran Bretaña Arthur Balfour envió una carta - conocida como la Declaración Balfour - al líder de la comunidad judía inglesa Lionel Walter Rothschild en la cual prometía el apoyo de Gran Bretaña para la creación de un Hogar Nacional Judío en Palestina. El propósito de ese ofrecimiento nada tenía que ver con la justa aspiración milenaria de la diáfora judía de tener un estado nacional, sino con la necesidad de la Gran Bretaña de contar con el apoyo de las comunidades judías - especialmente las asentadas en Estados Unidos - en su lucha contra las Potencias Centrales, especialmente contra el Imperio Otomano que controlaba Palestina desde el Siglo XVI. Pero la promesa de Londres no se había limitado a los judíos.
En efecto, dos años antes, en 1915, el Alto Comisario Británico en Egipto Henry McMahon había sostenido un intercambio epistolar con el Emir y Jerife (Jefe) de la Meca, Husein Ibn Ali, en el que se tramó una rebelión árabe contra los turcos, a cambio del reconocimiento por los Aliados - Inglaterra y Francia - de un estado árabe independiente en las posesiones otomanas en Asia, es decir desde Siria hasta Yemen. Como resultado de la promesa inglesa, la llamada Revolución Árabe estalló el 5 de junio de 1916 y en ella participó como enlace con los rebeldes árabes el Mayor del Ejército Británico Tomas Edward Laurence, mejor conocido como “Laurence de Arabia”, quien entraría triunfante junto a las fuerzas árabes a la ciudad de Damasco 1º de octubre de 1918.
Los efectos de las contrapuestas promesas sobre pedazos del territorio en Palestina que Londres ofreció tanto a los árabes, que buscaban la independencia en toda la región, como al movimiento Sionista que buscaba un Hogar judío en Palestina, constituyen las raíces de los conflictos de los tiempos presentes.
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