En la bóveda principal del Panteón de París, suspendido en la altura, oscila el péndulo construido por León Foucault en el siglo XIX para demostrar el movimiento de rotación de la Tierra. La ley del péndulo determina, no solo esa acción mecánica (que corresponde a la reacción contraria de fuerza equivalente) en el péndulo, sino en objetos como el columpio.
La ley del péndulo no es otra que la de causa y efecto ilustrada también en el flujo y reflujo de los mares. Como toda ley, la del péndulo evita que los extremos salgan despedidos por el aire o revienten la cuerda que los suspende, cuando es su turno de balancear el movimiento. La duración o amplitud de la curva depende de las fuerzas de oposición.
En la Enciclopedia de la política el jurista y expresidente de Ecuador, Rodrigo Borja (1935) explica el efecto péndulo como la manera gráfica de referirse al movimiento dialéctico que suele producirse en el vaivén político de los pueblos.
En la política, es la fuerza opositora la que provee ese equilibrio. Unas veces detienen el extremismo conservador y otros el liberal. El problema es que cuando uno de esos extremos se aferra al poder, el hilo de donde cuelga el péndulo se enreda o revienta. Es ahí donde se producen las revoluciones o las guerras civiles.
De derecha a izquierda y viceversa
La historia contiene muchos eventos de antagonismos insalvables, como el de la democracia contra las dictaduras e ideologías de hoy en día. Ejemplo más reciente es el de las conocidas tendencias de izquierda y derecha y sus extremismos: la ultra derecha y la ultra izquierda.
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