The 21st century has witnessed a terrifying evolution: crime has become the new architecture of power.
What once operated in shadows now occupies presidential palaces. Cartels, mafias, radical militias, ideological sects, warlords — they are no longer enemies of the state. In many cases, they are the state. They fund elections, control institutions, dictate laws, and shape foreign policy.
In Venezuela, the Bolivarian narco-dictatorship exported not only its people — now over 11 million forcibly displaced — but also its network of terror. I have spoken of this for years, long before the world recognized the danger. Tren de Aragua, an organization I labeled a terrorist entity well before it reached international headlines, now has cells across the Americas and Europe — trafficking, extorting, and spreading fear.
This is not simple crime. This is narco-terrorist infrastructure embedded in the DNA of a regime.
But Venezuela is not an exception. It is the prototype.
Según datos del Dept. del Censo en los meses de abril, mayo y junio de 2020, entraron 19,335 inmigrantes ilegales. Esta inmigración se volvió masiva entre Julio de 2020 hasta Junio de 2021, aumentando a un total de 379,402. A partir de esas fechas las cifras de inmigración ilegal se convirtieron en una verdadera "invasión", aumentando a 1,693,263, a 2,289,938 y a 2,785,517 en los tres años subsiguientes. Estas cifras NO incluyen a todos porque muchos que cruzaban la frontera ilegalmente nunca pudieron ser contados.
Hace pocos días, ante mi queja por las salvajes “protestas” que están destruyendo California, me enfrenta una muchachita afirmando que los culpables no son sus consentidos inmigrantes, sino las multitudes de “pochos” que representan los descendientes de los mexicanos que emigraron hace muchos años. Y como gran argumento afirmaba que no hay evidencia de tal cosa. Para luego orgullosamente desenfundar su gran conocimiento de la Inteligencia Artificial (IA).
No debería molestarme algo que, como Chavez, en uno de sus pocos momentos brillantes, definiera un reto que le hacía Maria Corina Machado al no aceptarlo con esta frase: “águila no combate a las moscas,” pero me molesta porque es la repetición de algo que he atestiguado durante mucho tiempo. Opinadores que, teniendo a mano sus nuevas herramientas tecnológicas, sienten que ya conocen todas las profundidades de este mundo tan complicado. Es decir, una chamaca que, tal vez no conozca California, con una seguridad casi soberbia se enfrente a alguien como yo que, no solo conozco California, sino que he vivido, estudiado y trabajado en ese infierno.
Su afirmación tan insultante culpando a los “pochos” de un desastre que apenas se inicia, me provoca pensar que ella no tuvo que contar los casi 15 millones de ilegales que Biden permitiera entrar al país. Y, sobre todo, no debe saber que George Soros fue quien planeó y financió todo ese proceso como parte del plan del globalismo para la destrucción de EU desde su interior, como ya lo hicieron con Europa y ya la vemos domesticada y socialista.
Pero, esta no es una problemática reciente; tiene mucho tiempo ya operando ante la apatía de muchos. Hace unos años me encontraba en el aeropuerto de la ciudad de México para tomar un vuelo a Hermosillo, mi ciudad natal. Al llegar a la sala de abordaje, pensé haberme equivocado puesto que no veía algún conocido. Además, todos los pasajeros listos para abordar el vuelo tenían un aspecto muy diferente al del clásico sonorense. Eran todos hombres muy jóvenes, de estatura baja y de piel muy morena que ciertamente no los identificaba como sonorenses. Y eso es lo que vi cuando verificaba era mi vuelo.
Las políticas de fronteras abiertas del Partido Demócrata son un componente esencial de la campaña para destruir el estilo de vida estadounidense John Fonte director del Center for American Common Culture del Hudson Institute
En su ensayo “Mi Casa Es Su Casa”, publicado originalmente en el Claremont Review of Books (2025) Mark Krikorian, experto en política de inmigración, utiliza el libro The Case for Open Borders escrito por el periodista de izquierdas John Washington, para explicar, con las mismas palabras del autor, de dónde proviene esta teoría.
Krikorian, quien ha investigado la política de inmigración de EE. UU. Por más de tres décadas, contesta estas preguntas que todo el mucho se ha hecho:
¿Por qué la administración Biden abrió de par en par las fronteras de EE. UU., permitiendo la entrada de unos 10 millones de extranjeros que no tenían derecho legal a ingresar en el país? ¿Se hizo para importar votantes que cambiarían el equilibrio de poder en los estados republicanos? ¿O tal vez para aumentar la población de los estados demócratas que han estado sufriendo un éxodo de residentes, en preparación para el censo de 2030? ¿Para cambiar la composición étnica de la nación? ¿O, solo para traer mano de obra barata?
Ninguna de estas posibilidades fue la verdadera razón, aunque algunos de esos fines ciertamente se han cumplido. La inmigración ilegal se desbocó durante la administración Biden porque las personas a cargo de la política fronteriza no creían en la legitimidad de las fronteras.
Publicamos este aporte póstumo de nuestro querido amigo y colega en ocasión de su fallecimiento este 26 de julio.– Participatory Democracy Cultural Initiative (PDCI)
por Siro del Castillo
En el interior de nuestro país estamos observando ahora un reajuste en prioridades y en las visiones, aunque la situación de los derechos humanos y la libertad de los presos políticos sigue siendo la primera prioridad, otras han surgido abarcando nuevos panoramas, que desde mi punto de vista son muy buenos y oportunos. Los temas económicos, sociales y culturales, surgen ahora a la palestra como nunca antes. Los temas sobre las discriminaciones de todo tipo, la violencia contra las mujeres, la marginación de las personas identificadas con las tendencias LGBT, los cuentapropistas, los problemas en el campo de las artes, en fin toda una serie de temas que se han asumido y que han logrado aglutinar a más personas alrededor de los mismos, a diferencia desde mi limitada visión desde el exterior, que los ya algunos gastados temas políticos. Pudiéramos adelantar para el futuro la necesidad de revaluar el discurso de la oposición y los activistas en una visión del bien común, tanto en el exilio como en Cuba, donde en definitiva es más importante.
Es importante entender la evolución del pensamiento de la resistencia cubana a la dictadura aunque no es fácil determinar las características de cada uno de los grupos que han conformado la emigración cubana en los últimos 66 años para buscar una coherencia unificadora que subraye un propósito común. La primera oleada comenzó el 1ro de enero de 1959 y estuvo integrada principalmente por personas cercanas a la dictadura de Batista. Luego, en un segundo momento a partir de finales del 59 y principios del 60 eran personas afectadas en lo personal por leyes y medidas tomadas por las autoridades (la Ley de Reforma Agraria, la Ley de Reforma Urbana, las intervenciones y/o confiscaciones de negocios, medios de prensa y propiedades, el comienzo de la represión y las ejecuciones a aquellos que de una forma u otra comenzaron a oponerse y a luchar en contra de la implantación de un régimen totalitario como se vislumbraba). Esta etapa del éxodo duró hasta 1962 cuando los vuelos de Cuba a los EE.UU. fueron suspendidos a raíz de la crisis de octubre de ese año, llamada “crisis de los misiles”.
Durante esta etapa también salieron de Cuba sin sus padres miles de niños y niñas cubanos en la operación conocida como “Peter Pan”. Muchos salieron pensando que podrían regresar pronto, pues el gobierno de EE.UU. no permitiría el establecimiento de un régimen comunista a 90 millas de la costa norteamericana. Esto, pese a que la invasión de Playa Girón, patrocinada, organizada y financiada por el gobierno norteamericano había fracasado, y entre la peor de las consecuencias de este fracaso fue la brutal represión desatada contra personas inocentes y miembros de la resistencia interna que existía en la isla, a quienes no se les dejó saber en tiempo y forma de lo que se avecinaba.
El 24 de enero de 2010 publiqué en el FORO PARTICIPATIVO de esta revista digital un mensaje en inglés titulado "The Paradox of the US Supreme Court ruling on Electoral Spending Limits", que los lectores interesados pueden leer aquí: https://democraciaparticipativa.net/forum.
Han pasado más de 15 años desde que levanté la voz de alarma desde esas páginas sobre esta decisión de la Corte Suprema de EE.UU. en el caso Citizens United vs la Comisión Federal de Elecciones (Citizens United v. Federal Election Commission), que otorgó a grandes empresas, corporaciones y sindicatos los mismos derechos que otorga la Primera Enmienda a los individuos, lo que les permite gastar cantidades ilimitadas de dinero en campañas políticas. La decisión efectivamente eliminó las restricciones sobre el gasto político independiente por parte de estas entidades.
Expresé entonces mi alarma porque: "La decisión es un cambio doctrinal drástico que permitirá consecuencias de gran alcance por la intromisión corporativa en las decisiones políticas." Una intromisión que ha llegado a ser abrumadora.