*Simplemente hermanos, simplemente humanos*

Sor Nadieska AlmeidaHoy vuelvo a agradecer la Palabra de Dios que me interpela, me inquieta y, supongo que como a mí, también le pase lo mismo a otros que nos acercamos con respeto y con sed a esa PALABRA que nunca nos deja impasibles.

El texto dice: _"Jesús llamó a sus doce discípulos, les dio poder sobre los espíritus inmundos para expulsarlos y para sanar toda clase de enfermedades y dolencias… de camino proclamen que el Reino de los cielos está cerca”_ (Mt 10,1-7).

Discípulo es todo aquel que se compromete desde su fe en el Maestro a intentar ser consecuente con la invitación de Jesús en el Evangelio. Implica acoger su propuesta tal y como la sientes allí en el santuario de tu conciencia, el modo en que Él te pide que lo sigas. Los discípulos y discípulas de Jesús, con el bautismo, nos convertimos en “sacerdotes, profetas y reyes”. Somos invitados a ser hombres y mujeres de anuncio y denuncia desde la única fuerza y razón posible: Dios y su eterno grito: _¿Qué has hecho con tu hermano?_ (cf. Gen 4, 9-10). 

Una de las tareas primordiales del ser humano es proteger a su hermano, porque es inherente a nuestra condición proteger a nuestros semejantes. Entiéndase hermano más allá de lazos sanguíneos. Se trata de defenderlo de todo peligro, injusticia, difamación. Para esto no es necesario ser creyente, sino simplemente humano.

Es dejar que sea el corazón quien te permita ver que no es el mal trato ni el abuso de poder lo que te convierte en mejor persona. Es colocarte siempre del lado del que sufre y parar con tu modo diferente el sufrimiento despiadado, y a veces constante, que provocan otros por un mal manejo del poder. 

 

Hoy, ejerciendo una vez más mi derecho a la libertad de expresión, desde lo más hondo de mi corazón pronuncio mi apoyo incondicional a los que han tenido el valor, a los que se han expuesto y han denunciado las tantas y graves injusticias que vivimos como pueblo. Expreso mi apoyo a ellos, sean creyentes o no.

Mi respeto a Dagoberto Valdés, mi hermano en la fe y mi amigo, hombre coherente y fiel a Dios como los primeros discípulos, un hombre del que todos tenemos que aprender. Mi apoyo en especial por el hostigamiento al que es sometido constante e injustamente por pensar, buscar y desear una Cuba libre, por hacernos propuestas, por enseñarnos el camino hacia el civismo, ese que hemos perdido.

No sólo rezo por ti, Dagoberto, como tu hermana, estoy contigo. Expreso también mi apoyo a Alina Bárbara, a Jenny Pantoja, a Tan Estrada y a todos los que son advertidos en estos días bajo amenaza que no pueden salir de sus casas. Esto es una muestra de que somos reprimidos, silenciados, que somos sometidos por un poder ejercido sin razón. 

Somos seres pensantes, busquemos juntos, acojamos la diversidad. Basta ya de pretender que pensemos igual, uniformente; eso es imposible, no lo queremos. Dios mismo, que nos creó, nos hizo con la capacidad de decidir, de pensar, de optar.

Aprendamos que el camino, como dijo José Martí, es el bien para todos y con todos.

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