Si Ollanta Humala fuera candidato y no presidente del Perú estaría ―con la mayor probabilidad― encabezando la huelga anti minera de los campesinos de Cajamarca. Y si Antauro Humala, su hermano, actualmente preso en la cárcel más segura, caracterizado por su incendiario discurso antiimperialista fuera presidente de la república, estaría defendiendo el poder conquistado contra los que llamaría levantiscos; y lo haría, a su manera, metralleta en mano. Porque la política peruana es así, o para decirlo con mayor propiedad, en los hermanos Humala el discurso y la acción, pueden dar virajes de 180 grados según que traten de conquistar el poder o de conservarlo.
En Cajamarca-Perú, ahí donde Atahualpa pagó el célebre rescate de un gigantesco cuarto de oro y dos de plata a Francisco Pizarro el conquistador hispano en el siglo XVI y a fines del siglo XX se vació el oro de Yanacocha, el segundo yacimiento de oro más grande de la tierra, se han hecho denuncios por decenas de miles de kilómetros cuadrados de la cordillera andina, que como un regalo de la naturaleza es un emporio de oro y otros metales; y en sus cumbres, sobre el oro, yacen lagunas y cuencas acuíferas que surten de agua a la agricultura y al consumo doméstico, por lo que Ollanta Humala, actual presidente de la república, mientras era candidato en campaña consagró un dilema: "el oro el agua", apostando a favor del agua contra el oro, "porque sin agua no vive la gente y el oro no se come", demostrando que por el oro de palacio se puede ofrecer el oro y el moro. A tres meses de ungido presidente Ollanta Humala, demuestra que su promesa anti minera fue la misma promesa que cualquier seductor ofrece a la dama más codiciada y quien luego de la noche nupcial descubre las verdaderas intenciones de su adorado. Entonces la novia desahuciada que en este caso son los pobladores del ande amenazan con incendiar no la pradera, que no hay muchas en Cajamarca, sino de traerse el cerro abajo contra el autor de la falsa promesa.
Por lo pronto, los muy astutos líderes izquierdistas Javier Diezcanseco y Carlos Tapia a tres meses de iniciado el gobierno multipartidario de izquierda, liderado por el comandante Ollanta Humala, han quedado fuera juego y lo más probable que Ollanta Humala nunca más los necesite, arrastrando tras los defenestrados al resto o parte de la izquierda unida, soporte que sería reemplazado por un contingente que tuvo en contra. Porque así es la política. Por lo pronto, los líderes de Patria Roja que creyeron en el mensaje electoral anti minero de Ollanta Humala y quienes se convirtieron en un gran soporte electoral en el norte son los que ahora lideran la huelga anti minera de Cajamarca.
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