- Una introducción necesaria.
Ernest Rutherford, destacadísimo científico del siglo XX, y que aunque considerado a sí mismo como físico, gana el Premio Nobel de Química en 1908 (demostrando que las partículas Alpha son núcleos de Helio), descubre en 1911, lo que sería quizás su mayor contribución a la ciencia, el núcleo atómico. Eran los tiempos en que aunque sabíamos que toda la materia existente estaba formada por átomos, y aunque el mismo Rutherford estudió en profundidad las partículas radiactivas y logró clasificarlas como alpha, beta y gamma, pensábamos que los átomos se estructuraban en un núcleo, formado por protones y neutrones, sobre el que giraban los electrones, de la misma forma en que los planetas giran alrededor del sol y ya. Los protones con carga eléctrica positiva, y los neutrones sin carga, eran orbitados por los electrones, de carga eléctrica negativa, lográndose así la estabilidad del átomo, cuya masa estaba definida por los protones y los neutrones, ya que los electrones no aportaban prácticamente masa al sistema y dependiendo de su número daban lugar a cada uno de los elementos constitutivos de la Naturaleza, y que fueron descritos en la tabla periódica de Mendeleiev. Y así prácticamente quedaba estructurada la materia.
Decenas de grandes físicos del sigho XX, sentaron las bases para la comprensión de la materia, del Universo, de la estructura atómica, Albert Einstein y la teoría de la Relatividad, Georges Lemaitre y la teoría del Big Bang, Niels Bohr y su modelo atómico, Max Planck y la física cuántica, Enrico Fermi y el desarrollo del primer reactor nuclear, Robert Oppenheimer, director del Proyecto Manhattan, conocido como el padre de la bomba atómica, para citar sólo a unos pocos. Cada una de sus formulaciones estaba relacionada con la estructura de la materia, y poco a poco, fueron apareciendo nuevos elementos que demostraban que el átomo era mucho más complejo que lo que pensábamos.
Como hemos visto, los primeros modelos atómicos consideraban básicamente tres tipos de partículas subatómicas: protones, electrones y neutrones. Más adelante el descubrimiento de la estructura interna de los protones y de los neutrones, reveló que éstas eran partículas compuestas. Nuevos nombres como piones, gluones, fotones, hadrones, quarks, neutrinos, bosones, y fermiones aparecieron, para explicar el comportamiento de los átomos y de la materia.
No terminaría esta introducción si siguiéramos adentrándonos en la estructura atómica, pero no es ésta la razón de este artículo. El mismo está relacionado con el Bosón de Higgs, y la visión de un creyente.
- La fe: don de Dios.
En una conferencia que impartí en 2008 decía lo siguiente: ¨No hay duda de que el contexto en que nos educamos y en el que vivimos influye de manera significativa en nuestra forma de pensar y de actuar, modela muchas veces nuestro pensamiento filosófico y religioso. Como creyente, creo firmemente que la Fe es un don de Dios, que nosotros en nuestra libertad, o nos adherimos a ella y la alimentamos, o simplemente la rechazamos y la excluimos de nuestras vidas. Afirmo esto, pues en la realidad concreta de la Cuba que me tocó vivir, para mí hubiese sido mucho más sencillo, virar la espalda al Señor, dejar de ser entonces motivo de discriminación y haber podido ascender fácilmente en los escalones de mi vida profesional, pero el Señor me había tocado y aunque muchas veces mis piernas temblaron y sentía fuertemente la tentación de apartarme de la Iglesia, finalmente el Señor me atrapaba y me atraía de nuevo a su Pueblo¨. Pude vivir el fenómeno de años y años de propaganda antirreligiosa, de una sociedad teórica y explícitamente atea, que reprimía la religiosidad creando un sentimiento de miedo real ante su práctica concreta y de discriminación religiosa, sin embargo, cuando Dios imprime Fe en un ser humano, le da fuerzas para seguir adelante, por muchas dificultades que se presenten en el camino.
Esto lo digo porque no hay duda de que en igualdad de condiciones, muchas personas son profundamente creyentes, otros muchos son agnósticos o ateos. ¿Cómo explicarlo? Sólo a través de la libertad con que los seres humanos hemos sido creados. No somos ¨un redil de ovejas¨, como tratan de imponernos las sociedades totalitarias, y por ello en las sociedades libres convivimos creyentes y no creyentes respetándonos mutuamente. En una controversia respetuosa entre dos ilustres cubanos, Carlos Alberto Montaner (agnóstico) y Alberto Muller (católico), terminaba Alberto con este pensamiento: ¨Me tranquiliza pensar que amigos como Carlos Alberto y hasta adversarios connotados, puedan salvar sus almas por la misericordia de Dios. Demasiado inteligente y buena persona Montaner, para no compartir con él en el otro tiempo histórico infinito y eterno que llegará¨. Quieren ustedes expresión más clara, de un creyente que cree en el Amor que Dios a través de la Fe ha puesto en su corazón. Por ello cuando los creyentes no nos atrincheramos en nuestra forma de pensar, se nos abre el sentido de la misericordia de Dios, sabiendo que podremos compartir un día también el don de la eternidad.
Comienzo con esta reflexión porque en el mundo de la ciencia ocurre lo mismo, muchísimos científicos con una capacidad intelectual extraordinaria son agnósticos o ateos y muchísimos son creyentes. Reflexionemos pues sobre el Bosón de Higgs.
- ¿Partícula de Dios?
El bosón de Higgs es una partícula elemental propuesta en el Modelo estándar de la física de las partículas. El bosón de Higgs recibe su nombre por Peter Higgs, físico inglés, quien, junto con otros, propuso el mecanismo de Higgs en 1964. Los científicos creen que el bosón de Higgs es la partícula que da a toda la materia su masa (cantidad de materia en los sentidos de gravedad e inercia). Los expertos saben que las partículas elementales como los quarks y los electrones son la base sobre la cual se construye toda la materia del universo. Ellos creen que el esquivo bosón de Higgs da a las partículas su masa y llena uno de los agujeros de la física moderna.
El nombre Partícula de Dios, viene de un libro de Leon Lederman, ganador del premio Nobel de Física en 1988, pero en realidad él no quería llamarle así en el sentido que se le ha querido dar. Realmente el Bosón de Higgs, no es la Partícula de Dios, pues no tiene nada que ver con la Creación desde la nada ontológica. Sí es de una importancia extraordinaria, pues hasta ahora había sido renuente a ser hallado, sólo se explicaba matemáticamente, y con el Gran Colisionador de Hadrones, parece ser que ha sido encontrado. Es interesantísimo conocer que el Bosón de Higgs explica que otras partículas tengan masa, con ello podemos observar un Universo como el que tenemos, podemos conocer mejor como es el Universo, tal y como es. Si no existiera el bosón de Higgs, posiblemente no estuviéramos hoy aquí, al menos tal y como somos.
Como el bosón de Higgs no tiene nada que ver con la filosofía o la teología, sino solo con la ciencia, específicamente con la constitución de la materia, ni explica la existencia de Dios, o la no existencia de Dios. La negación de Dios a partir de la Ciencia, sólo se podría dar en el caso imposible de que la ciencia estuviese acabada y diese una explicación última de todo, nos dice el astrofísico y sacerdote Javier Igea.
Desde hace aproximadamente 2500 años, ya los filósofos presocráticos buscaban respuesta al origen del Universo y a la composición de la materia. Con la teoría del Big Ban se encontró una respuesta a la primera pregunta, la segunda ha sido más escurridiza, y como vimos en la introducción, los esfuerzos han sido enormes. El bosón de Higgs, comienza a despejar casi completamente la incógnita, aunque falta todavía un gran trecho por recorrer, por ejemplo el de solucionar dentro del Modelo Estándar la problemática de la unificación de las cuatro fuerzas fundamentales (electromagnética, nuclear fuerte, nuclear débil y gravitatoria) y hallar la partícula encargada de transportar la gravedad, y que se ha denominado gravitón.
- El Bosón de Higgs, ¿implicaciones religiosas?
El bosón de Higgs explica que otras partículas tengan masa, pero esto no es ¨crear¨, es el mecanismo que da lugar, como dijimos, a que el Universo, y dentro de él, todas las formas inorgánicas y orgánicas sean como las conocemos, pero esto no es crear desde el punto de vista ontológico, esto es un mecanismo que puede analizarse después del Big Bang, en que comienza el tiempo y el espacio, todo lo anterior corresponde a la filosofía y no a la ciencia, pues lo anterior a t = 0, no tiene sentido desde el punto de vista científico, sólo filosófico y teológico. Para los creyentes, que traspasamos la frontera de la ciencia, para adentrarnos en la teología, nos resulta impresionante y hermoso. Cómo el Creador, pudo diseñar un universo como el que estamos descubriendo, es algo extraordinariamente exquisito. No es un acto de magia, es un acto real, con un sentido, es una obra, y no cualquier obra, donde hasta lo más delicado fue previsto, y ese universo en esta Tierra que conocemos, dio lugar al Hombre, que con todos sus defectos e imperfecciones, es un ser capaz de Amar, como el Creador que es Padre. Ya estoy en el terreno religioso, pero es necesario, pues muchas veces, cuando la prensa nos habla de estos descubrimientos científicos nos sentimos como aterrorizados, como si todo en lo que creíamos se desplomara delante de nosotros mismos, y no es verdad, al contrario, la belleza de la Creación, es cada vez más impresionante, en la medida que conocemos más acerca de ella.
Realmente el Bosón de Higgs no tiene implicaciones religiosas, para los creyentes sin embargo, como acabo de decir, permite conocer y admirar aún más la obra del Creador. Pero esto no es ciencia, ni es física. La ciencia pertenece al mundo de la experimentación, no al mundo de la sensibilidad espiritual que poseemos y que nos permite Creer y ser sensibles ante el Padre que nos muestra la maravilla de lo creado, este es el mundo de lo Religioso, y gracias a Dios, los seres humanos tenemos esa capacidad, por ser creados a su imagen y semejanza.
Tomo estas palabras del artículo “El universo de Stephen Hawking y el lugar del Creador” del destacado físico y filósofo español Francisco J. Soler Ruiz: “… A saber: que no es la ciencia la que se enfrenta a la fe en Dios. No. El problema no es la ciencia. El problema es que los materialistas intentan vendernos como ciencia lo que no es sino su pobre lectura de la misma. Una lectura que oscurece y vela el hecho de la creación, y despoja a la naturaleza de las huellas de sentido que ciertamente contiene. La despoja a ella, y nos despoja a nosotros.”
Y termino con las palabras del astrofísico y sacerdote Javier Igea: ¨¿Quién ha creado las leyes de la naturaleza que la ciencia descubre? La ciencia no puede explicarse a sí misma¨.