El presente artículo analiza los deportados de origen hondureño que el gobierno de Estados Unidos, "aliado histórico" de Honduras, ha devuelto por vía aérea al territorio nacional, durante el periodo 2003-2012. En esa década, suman en total más de 221,000 deportados, aunque se reconoce que algunos de ellos han sido deportado varias veces.
El Centro de Atención del Migrante Retornado/CAMR, que dirige la Hermana Valdete Wilemann, de la Congregación Scalabriniana presta servicios al migrante hondureño y a sus familiares en los aeropuertos internacionales de Tegucigalpa y San Pedro Sula. Del CAMR salen los datos para este trabajo cuya pregunta central es: ¿Se volverá el 2012 año cumbre en la serie histórica de hondureños deportados por vía aérea desde Estados Unidos?
En el Internet hay más información proveniente de fuentes mexicanas y guatemaltecas, relativo también al número anual de hondureños deportados pero por tierra. Sin embargo, esas fuentes están ignoradas para este artículo porque no son confiables. Fluctúan mucho de un año a otro, sin explicación alguna.
Tal descarte tiene un costo. Aceptamos que este escrito, sin esos datos pierde fuerza de convencimiento. Pues esos nacionales deportados que "no contamos" forman parte "del mismo fenómeno", y en volumen agregan "grandes números", quizás más de un centenar de miles en el mismo período.
Aún así podemos decir que tales contingentes humanos regresan a Honduras por la frontera terrestre de Corinto, unos procedentes de Guatemala y la mayoría de México. Si las mencionadas "hermanas repúblicas" generaran datos "confiables" sobre esos flujos migratorios, podríamos entonces llegar a estimar en Honduras el gran total de deportados, juntando los que llegan por vía terrestre con los que llegan por vía aérea.
A pesar de esa limitación, aún podemos afirmar que los hondureños deportados por tierra regresan a Honduras, en contra su voluntad. Si por ellos fuera, quisieran seguir por tierra adelante, "en la ruta" hasta llegar a su destino: "el país del Norte", pero al "del Norte de México".
Hace más de tres años, el gobierno hondureño solicitó a los gobiernos de Guatemala y México que a los ciudadanos hondureños que estuvieran atravesando sus territorios sin papeles ni visa, las autoridades migratorias de cada país los reconocieran y les dieran una visa, aunque fuera de carácter "temporal" y solo "de tránsito", pero esa solicitud humanitaria nunca fue respondida.
Deportados
El tema de los deportados "es de actualidad" en la opinión pública hondureña desde hace casi una década. Como acto humano, conlleva una decisión forzada para el deportado, excepto en aquellos indocumentados hondureños que se presentan voluntariamente ante las autoridades migratorias de Estados Unidos, diciendo que quieren volver y que estan dispuestos a que los regresen a su país de origen. Ello sucede en un buen número de hondureños tres meses antes de las fechas navideñas y de fin de año. Con ello, el "deportado" llega a Honduras por vía aérea de gratis, aunque "el trámite" supone estar "preso" por un promedio de 30 días, mientras agota el papeleo de la deportación, incluyendo tener un salvoconducto que emite el Consulado de Honduras más cercano. En la mayoría de esos casos, los candidatos a deportación no poseen pasaporte, ni tarjeta de identidad para regresar con la requerida "documentación personal" a Honduras.
La deportación, forzada o voluntaria, es un fenómeno social complejo. Detrás de los números hay siempre vidas humanas, con ilusiones, aspiraciones, tragedias, frustraciones, promesas incumplidas, etc. tanto en los afectados como en sus amistades y parientes. Estadísticas y rostros conforman en conjunto ese fenómeno humano que muchas veces, por carecer de investigaciones de campo cualitativas y cuantitativas, los estudiosos del tema dejamos muchos detalles por fuera, con frecuencia esenciales, al adentrarnos y explicar los hechos.
El hondureño que se va a tierras extranjeras –88% del total a Estados Unidos-- abandona su terruño de nacimiento forzado por las circunstancias. Nadie, en buen juicio, dejaría su país natal para irse a vivir a tierras extrañas, a menos que sea un aventurero o estuviera fuera de juicio. La mayoría de los que se van de Honduras, al momento de irse se encuentra desempleado o subempleado, mostrando una escolaridad mayor a la del promedio nacional; a veces, aunque en minoría, poseen títulos de secundaria y de universidad. No emigran los más pobres, como demagógicamente afirman los políticos de turno. Tanto en Honduras como en otros países, los más pobres ni siquiera se mueven de sus lugares de nacimiento.
Los hondureños que se van, salen masivamente por tierra, sin papeles y muchos de ellos sin llevar consigo el dinero suficiente para cubrir los gastos de travesía hasta llegar a su lugar destino. Van ilusionados por el sueño americano, buscando volverse útil en tierras extrañas, y desde allá poder desarrollar una vida propia y útil, mejor y más productiva para sí, y también para los familiares más cercanos que dejó en Honduras.
El tema de los "deportados desde Estados Unidos" aparece con frecuencia en los medios de comunicación hondureños e internacionales. Es noticia fresca y atractiva por su actualidad. A veces trágica, como la execrable matanza de Tamaulipas, en México. Contiene facetas muy diversas. Detrás de ellas se esconden causas y efectos múltiples de distintas dimensiones humanas: psicológicas, económicas, sociales, políticas y hasta religiosas
2008: Año base o de referencia
Como demuestra el cuadro presentado al inicio, el 2008 no ha sido superado en número anual de deportados por ningún otro año hasta ahora. Empero el 2012 tiene el potencial de sustituirlo, debido a la tendencia a la alza, demostrada en los 8 meses ya transcurridos del año en curso.
El CAMR viene reportando desde hace tiempo un total de 30,0018 para el año 2008, cifra que ha hecho historia en el Centro, fundado en 1998. Y el dato se volvió emblemático en la vida del Centro porque en ninguno de los años siguientes --2009, 2010 y 2011— fue superado. En cada uno de esos años se contabilizaron respectivamente volúmenes anuales de menor cuantía a 30,018 y con una clara tendencia sostenida "a la baja": 25,101 (en 2009), 22, 878 (en 2010) y 22,448 (en 2011). Por tal motivo, con bastante seguridad hasta abril 2012 podría decirse que durante el año en curso tampoco llegaría a superarse el tope de los 30,018 deportados en el 2008, a menos que sucediera algo que rompiera con la tendencia, cambiándola "hacia arriba".
Meses del 2012 ya terminados
Los primeros dos meses del año 2012 se mantuvieron fieles a la tendencia y corazonadas anteriores, reportando 1,590 y 1,749 deportados totales en enero y febrero. Si el resto del año se hubiera comportado como esos primeros 2 meses, hubieran dado un promedio representativo "a la baja" para el resto del año, y en consecuencia, el 2012 hubiera finalizado con no más de 20,100 deportados.
Pero en los meses siguientes -- marzo y abril del 2012-- la tendencia empezó a dar los primeros indicios de un nuevo encumbramiento. En marzo se contabilizaron 2,544 deportados y en abril esa cifra volvió a incrementarse algo, llegando ese mes hasta 2,599 en total. Si sumamos los 2 meses primeros del año con el promedio de deportados habidos en marzo y abril, cerraríamos entonces en 2012 con unos 29,000 deportados, cifra todavía menor pero ya muy cercana a los 30,018, el máximo contabilizado hasta la fecha para un año . Por lo tanto, ya los primeros 4 meses del año en curso, y en particular, los dos últimos del primer cuatrimestre, empezaron "a sugerirnos" que estábamos muy cerca de superar el máximo total de deportados por vía aérea desde Estados Unidos, que históricamente Honduras había tenido hasta la fecha.
En el segundo cuatrimestre del 2012 se aclaró aún más la leve tendencia "a la alza" que ya se había iniciado. En los cuatro meses siguientes del 2012 se consolidan las insinuaciones a la alza del primer cuatrimestre pero con más fuerza y mayor claridad. Ello quedó demostrado por los aumentos sucesivos de deportados que se dieron en los meses de mayo, junio, julio y agosto del 2012. De hecho, los incrementos mostraron un patrón de cambio hacia arriba cada dos meses dentro del mismo cuatrimestre. En el mes de agosto del 2012 ya podría predecirse, con mayor confianza que antes, cómo iba a finalizar el año 2012 con respecto al total anual de deportados, aún cuando todavía faltaban 4 meses para que se terminara el año en curso.
Los datos disponibles lo confirman. El total de deportados fue 3,782 (en mayo), 3,025 (en junio), 3,899 (en julio) y 4,239 (en agosto pasado), sumando en total 14,945, deportados para el segundo cuatrimestre del 2012. El aumento represento un 76% más con respecto al primer cuatrimestre del mismo año, el cual había con 8,482 deportados. El número total de deportados en el segundo cuatrimestre da un nuevo y más alto promedio por mes, 3,736, mostrándose sin duda como el mayor hasta ahora sucedido. Si esa tendencia y promedio mensual a la alza llegaran a mantenerse en los 4 meses que aún restan del 2012, sobrepasaríamos fácilmente –y quizás por más de 8,000-- el total de 30,018, máximo de deportados desde el año 2008.
De mantenerse la tendencia a la alza para el resto del 2012, entonces este año pasaría a la historia migratoria hondureña como el hito que marca una nueva cima en el total de deportados por vía aérea desde Estados Unidos.
Factores que en EE.UU. tienden a aumentar deportaciones hacia Honduras
La inmigración es un tema polémico y de actualidad en Estados Unidos. Recoge y se expresa con fuertes emociones, a las que contribuyen dos "nuevas" circunstancias. Una, las elecciones presidenciales de esa nación, a celebrarse el próximo 6 de noviembre. Hasta ese fecha, el país al Norte de México seguirá inmerso en una agresiva y reñida campaña electoral, donde el tema migratorio se halla politizado en los dos partidos contendientes por el poder. Los republicanos mantienen la línea dura contra los inmigrantes, exigiendo cada vez mas requisitos para "legalizarlos", y los demócratas la blanda, expresando incluso simpatías para una masiva normalización de los indocumentados. Ambos partidos creen que con sus posiciones ante la inmigración, sobre todo la indocumentada, están ganando votos, mientras tanto la contienda sigue bien cerrada. Actualmente, Obama, el candidato del Partido Demócrata aventaja en intención de voto por un estrecho margen a Romney, el candidato presidencial por el Partido Republicano, según resultados de distintas fuentes independientes y confiables.
La crisis económica que empezó en EE.UU el 2,008, como otro factor complica aún más el ambiente. Si bien la economía norteamericana empieza a dar indicios de recuperación, la mejoría lograda es poca, lenta y de precaria estabilidad para afirmar ya que finalmente "están saliendo de la crisis". El índice de desempleo al nivel nacional continúa alto, 8% de la total de la fuerza laboral legal del país.
Ambos factores –la campaña electoral y el desempleo— se caldean entre sí y aumentan los tonos y sentimientos anti-migrantes a lo largo y ancho del país. En meses recientes, se evidencia más xenofobia en el ambiente general de la población norteamericana, habitualmente conservadora en política, a pesar de ser un país formado por inmigrantes. Producto del alto tono, se ven ahora más que antes nuevos grupos de votantes vociferantes, algunos incluso de origen latino, que se han vuelto anti-inmigrantes muy activos. Los argumentos por lo general son de tipo económico. Afirman que los indocumentados continúan compitiendo ilegalmente por empleos, quitándoles oportunidades de trabajo al ciudadano medio norteamericano, que por lo general es un asalariado. Además, "está probado" que los indocumentados reducen los niveles de salarios vigentes en las localidades donde abundan porque para obtener un empleo se contratan hasta por debajo del salario mínimo federal, estipulado por Ley.
Hay un tercer factor. Me refiero a usar de carnada al indocumentado para sacarle fondos al Gobierno Federal. La estrategia se ha convertido en una alternativa efectiva que de paso saca a flote el costoso sistema penitenciario norteamericano. La estrategia se ha vuelto atractiva en los condados o municipalidades de EE.UU. que operan en rojo, con déficit –un buen numero de ellos-- debido a que perdieron la base fiscal que tenían porque sus contribuyentes habituales se mudaron a otros condados buscando nuevas oportunidades de trabajo o residencias de menor costo.
Al presente más de $15 mil millones de dólares del Presupuesto General de la Nación destinados a la Secretaría de Seguridad Nacional (SSN), están orientados exclusivamente hacia asuntos migratorios. Usar tales fondos contribuye a fomentar una economía de represión contra los inmigrantes, disparando aún más, los altos costos de la industria penitenciaria norteamericana.
En tiempos de recesión económica, como los actuales, los inmigrantes se han vuelto la mercancía más rentables para dicha industria. En la población carcelaria de EE.UU. los inmigrantes, como estrato poblacional, crecen más rápido que ningún otro. Usando los fondos orientados al sector, se están construyendo a toda prisa nuevas cárceles para albergar a los cientos de miles de inmigrantes que se apresan cada año.
Como la demanda es mayor que la oferta, en la carrera por usar esos fondos los gobiernos estatales y municipales compiten entre sí para edificar nuevas prisiones destinadas a inmigrantes. Se conciben como parte de los planes de "desarrollo económico rural".
Las municipalidades se apoyan para ello en los recursos del Programa de Ayuda a los Estados para los Delincuentes Extranjeros (SCAAP, por sus siglas en inglés), que es de cobertura nacional. El Programa opera con generosidad. Reembolsa a los estados y comunidades los salarios pagados a los carceleros de indocumentados convictos, que tengan al menos un delito grave y dos menores. Cada indocumentado convicto y preso puede llegar a generar hasta 91 dólares por día para el ente municipal que lo mantiene entre rejas. El gobierno federal autoriza además el uso de fondos SCAAP para el pago de primas y de consultores, así como para la compra de vehículos.
Arizona es típico en esto, además de ser un Estado notorio nacionalmente por sus leyes anti-inmigrantes.. El presupuesto penitenciario del Estado de Arizona asciende a unos 900 millones de dólares anuales. Los migrantes indocumentados privados de libertad representan el 15% de la población carcelaria del Estado.
Otras acciones que aumentan el número de indocumentados presos y listos para ser deportados son las redadas de los agentes de inmigración de Estados Unidos en empresas norteamericanas. Estas redadas alimentan las cárceles locales con "delincuentes extranjeros".
El Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE), que es la dependencia policial de inmigración del Departamento de Seguridad Nacional (IDH por sus siglas en ingles) no ha parado haciendo redadas de inmigrantes, como parte de la estrategia de seguridad nacional, uno de los componentes de la "Iniciativa de Seguridad Fronteriza" (SBI, por sus siglas en inglés). Y para ello, sobran las empresas donde deben realizarse las redadas con el mayor potencial de eficacia. Pues en cada localidad son bien conocidos los empleadores que en su fuerza laboral predominan los extranjeros indocumentados o representan una buena proporción entre los asalariados directos o indirectos de la empresa.
Según comunicados de la institución federal antes mencionada, las redadas ahora solo se centran en los indocumentados que han cometido delitos en Estados Unidos y en los que tienen órdenes finales de deportación por diversos motivos, que no se han presentado a las citas oficiales.
El IDH ha reiterado que en EE.UU existen casi 400.000 extranjeros identificados ya que satisfacen esas 2 categorías. Mientras tanto, grupos de inmigrantes organizados han dado a conocer que en los últimos meses --junio, julio y agosto del 2012—se han intensificado los operativos de las autoridades policiales de inmigración contra los indocumentados. Contrario a lo que dicen sus comunicados, en esos meses han realizado también redadas de migrantes en centros comerciales de diversas ciudades, sobre todo las ubicadas en la costa oeste del país, donde reside, en forma concentrada, una gran proporción de la población total indocumentada de EE.UU.
Como reacción, organizaciones de compueblanos como la "Unidad Hondureña" y "Fraternidad Nicaragüense" han rechazado totalmente las redadas y deportaciones de inmigrantes. Argumentan que tampoco es verdad que las mismas estén limitadas a indocumentados con antecedentes criminales. Ambas entidades instan a la comunidad de inmigrantes a "no claudicar" y a superar cuanto antes la condición migratoria actual, realizando actividades que favorezcan la legalización. Se estima que hay más de doce millones de indocumentados viviendo y trabajando al presente en Estados Unidos, de los cuales unos 400 mil son de origen hondureño.
Predicciones sobre el año sin terminar
En la elaboración de este escrito reconocemos que el año 2012 aún no ha terminado, y por lo tanto, el total y número promedio que usamos para ese año, cubriendo el periodo de 12 meses, tiene que ser un estimado. Para ello proyectamos la tendencia de los meses ya transcurridos --que llegan hasta agosto, 2012-- en los meses que aún faltan para cerrar el año, usando la misma pendiente. Y para movernos en un rango, las predicciones para los meses faltantes las estimamos en tres escenarios distintos –de alto, mediano y bajo en cuanto al número de deportados. En estas labores de predicción conté con la efectiva asistencia del colega Eder Discua, candidato a la Maestría en Gestión de Proyectos de la Universidad Católica.
Y la pregunta que nos hicimos fue: ¿qué pasará con los deportados en los 4 meses restantes del 2012? A continuación va la respuesta por cada escenario. Cuando la tendencia es "a la baja" –el promedio sería de 1,643 por cada mes del período, y el total del año 2012 llegaría a los 31, 582 deportados. Cuando la tendencia es "a la media", el total del año 2012 se remontaría en 35,298 deportados, con un promedio de 2,967 por cada mes del período. Y si la tendencia es "a la alza", el total se dispararía a 44,105 deportados, con un promedio de 5,170 deportados por cada mes del periodo.
Basado en el comportamiento de cada uno de esos 4 meses, durante los últimos 4 años ---periodo 2008-2011-- para los cuales disponemos de datos de deportados por mes-- anticipamos que en setiembre del 2012 se acumulará en total unos 3,000 deportados, cifra bastante menor que el promedio de 3,736, el que obtuvo realmente el cuatrimestre anterior (mayo-agosto, 2012). Octubre y noviembre pasarán a ser los dos meses picos del último cuatrimestre del 2012, con alrededor de 4,000 deportados por mes. Y en diciembre, el total de deportados se reducirá drásticamente, quizás en la banda de los 2,000 deportados. Esto último no nos extraña. En diciembre habitualmente hay menos días laborables, y aquellos en que se trabaja, se vuelven menos productivos, debido al ambiente de "época navideña", que domina tanto en Estados Unidos, como en Honduras.
Conclusión
En base a las proyecciones hechas en tres escenarios distintos concluimos –que aún aceptando como probable la proyección "a la baja"-- todas sobrepasan el total de 30,018 deportados, año cumbre de deportados desde el 2008 hasta el presente.
Ante la pregunta sobre... ¿cuál de las 3 proyecciones tiene la mayor probabilidad de ocurrir? Creemos que la estimada con tendencia "a la media" es la más probable que suceda, anticipando un total de 35,298 deportados para el 2012, de los cuales 23,427 ya llegaron a Honduras hasta el 31 de agosto del presente año, y restarían 11,871 deportados adicionales, que deberían llegar a Honduras en el cuatrimestre ultimo del año, es decir, durante los meses de setiembre, octubre, noviembre y diciembre.
PD: Una nota de precaución. Pronosticar siempre es atrevido y expone a altos riesgos. Matemáticamente, cualquier predicción, por muy rigurosa y convincente que parezca, de nada vale hasta que la realidad de los hechos la compruebe o rechace, parcial o totalmente. Por lo tanto, hay que esperar que el futuro de hoy se convierta con el pasar del tiempo en el presente de mañana. En ese momento se demostrará finalmente, la veracidad o no de lo pronosticado. Mientras esa realidad llegue, sigo observando el fascinante mundo de lo eventual –sujeto a cualquier evento o contingencia-- donde los hechos devienen con cierta regularidad y firmeza, aún cuando se concreten en medio de la incertidumbre y el caos.