Bruno Rodríguez, ministro de Relaciones Exteriores, se reunió con un grupo de cubano-americanos en Nueva York, cuando acudió al debate general del 67 Período de Sesiones de la Asamblea General de la ONU, a principios de octubre. En esta ocasión mostró la verdadera naturaleza del gobierno y la de sus pretendidas reformas económicas al negar con absurdos argumentos que la comunidad cubana en Estados Unidos pueda invertir en Cuba y contribuir a la reconstrucción nacional. En el encuentro expuso que no cree posible la inversión de emigrantes porque su dinero no cubre los montos mínimos, y añadió: “Yo no sé a cuantos cubanos ustedes conocen que podrían invertir en Cuba 200, 300, 500, mil millones de dólares, que es la inversión que (el régimen) demanda.” Asimismo reiteró que “no interesa que alguien llegue con 100,000 dólares a invertir en la industria farmacéutica ni tampoco que haya un pequeño taller privado tratando de competir con el Polo Científico.”
De esas palabras se desprende en primer lugar una gran ignorancia acerca del tema de las inversiones, y en particular sobre la gravedad del estado de la economía cubana. Por otra parte, sus palabras reflejan el claro interés oficial en que se mantenga la actual situación de impedir que puedan establecerse lazos económicos entre Cuba y Estados Unidos; algo que desde hace mucho tiempo hemos subrayado. Al régimen en ningún momento le ha interesado el establecimiento de relaciones económicas, comerciales y financieras con el vecino país, que puedan minar la coartada del embargo y la oportunidad que brinda para tratar de justificar el desastre nacional y la represión contra todo aquel que levante su voz en protesta por la situación imperante.
Debe subrayarse que la comunidad cubana en Estados Unidos es una de las más exitosas desde el punto de vista económico, político y social. Según el Censo de 2010 residen más de 1,8 millón de personas de origen cubano, con una destacada representación en los niveles gubernamental y legislativo. Actualmente las remesas enviadas desde allí se estiman en 2,0 miles de millones de dólares, con una tendencia al crecimiento, y constituyen uno de los principales ingresos en divisas para Cuba. Al mismo tiempo llegan alrededor de 400 000 cubano-americanos como visitantes anualmente, con un significativo aporte económico, además de contribuir al acercamiento entre las familias y la sociedad de ambos países.
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