Cinco integrantes de la selección cubana de baloncesto no acompañaron a la delegación durante el desayuno en Puerto Rico, y el hecho fue titular noticioso de diversas agencias de prensa pocas horas después el 19 de junio. Sin embargo, el periódico Juventud Rebelde ese día publicó una reseña de la primera actuación del equipo en el Torneo Centrobásquet 2012 en San Juan, antes de la fuga de los deportistas y de que el suceso, nefasto para el Gobierno, se conociera y pudiera ser omitido o manipulado, casi un mes antes de la gran celebración del 26 de julio.
Inesperadamente, Cuba perdió frente a Bahamas, en un juego que “dejó que desear en la cancha”. Cuando ya había logrado remontar la diferencia, en los últimos seis minutos del partido, los cubanos cedieron ante los inferiores rivales. Yunier (Chichiri) Pérez resultó el más destacado a la ofensiva con 19 puntos… Juan Pablo Piñeiro anotó 10, todo según el diario. Precisamente ellos dos, junto a Ismael Romero, Leonel Batista y Enrique Ramos, pidieron asilo horas después, como afirmó primero Alberto García, director de la Federación Internacional de Baloncesto Américas y ratificó Ruperto Herrera, comisionado nacional de baloncesto de Cuba. El día 20, el encuentro frente a la Nicaragua se realizó con 7 jugadores, pues la FIBA autorizó competir con un miembro menos de lo establecido, y ganaron —quizás por la debilidad del contrario y la presión desde La Habana—, lo cual publicó el diario Granma el 20 de junio con los nombres de los baloncestistas “que abandonaron el equipo”.
La huida al comienzo del torneo evidencia la premura por aprovechar la primera oportunidad, sobre todo tratándose de una estampida en masa. Los atletas habían logrado integrar la selección por su rendimiento deportivo y sortear el filtro de la policía política para evitar posibles defecciones, pero tenían que burlar la vigilancia permanente dentro de la delegación y la novedad de compartir el secreto entre 5 personas. En el tenso episodio conspirativo sabían que jugaban el gran partido, que definiría sus vidas como seres libres, pues en caso de ser descubiertos, perderían la posición de deportistas elites y toda posibilidad de un trabajo digno bajo el estigma de traidores a la revolución y apátridas. Durante la competencia horas antes deben haber comparado la absurda e injusta arbitrariedad del Gobierno cubano con el natural desempeño de sus contrincantes bahameses, que juegan en las principales ligas universitarias de Estados Unidos y otros lugares. Posiblemente los distrajo el recuerdo de las limitaciones materiales presentes, la nebulosa sobre el futuro, la depauperación de las instalaciones —incluida la Ciudad Deportiva— y las escasas competencias internacionales.
No deben haberse preguntado qué harán los dirigentes cubanos en este gran acto el 26 de julio. La situación aconseja despabilarse con la promulgación de las legislaciones prometidas que abran las compuertas ferrosas a la iniciativa individual, no solo de los usufructuarios de tierra y los cuentapropistas. Los negativos resultados productivos y económicos del semestre que concluye confirman la imposibilidad de “actualizar” el sistema imperante, trátese de cosecha de papa, café y caña de azúcar, o producción de leche. La inercia tiene causas desconocidas, ya que el presidente reconoció la urgencia de comenzar los cambios hace varios años. Como las promesas no se cumplieron, las autoridades están totalmente desgastadas para la población que no cree, es abúlica o se mofa. Ahora son auxiliadas por las enigmáticas Reflexiones de FC, que parece establecerá la Red Colibrí para los usuarios nacionales de Internet, cuando se abra el acceso, que deberá ser superior a Twitter. El pueblo no tiene la más remota idea de que es una red social ni procura descifrar los mensajes de quien identifica como la rémora obstruccionista. Algunas personas opinan que se está reeditando la novela El Otoño del Patriarca, de Gabriel García Márquez —en todo caso corregida y aumentada por una pluma despuntada.
Los cubanos más optimistas auguran anuncios modestos en ocasión de la fiesta nacional. Es difícil prever cuales serían, a pesar de las inmensas opciones. Mientras tanto: “Le pedimos a nuestro pueblo que no desmaye en el empeño de trabajar duro”, enfatizó Luis Antonio Torres Iribar, primer secretario del Partido Comunista en la provincia de Guantánamo, próxima sede del acto central, durante la entrevista del periódico Granma, el 15 de junio. El dirigente reconoció que “el período especial impactó profundamente en la vida de los cubanos, especialmente de los guantanameros, por eso necesitamos levantar la autoestima y el acervo de cosas buenas y grandes que tiene este pueblo, de tradiciones históricas, patrióticas, revolucionarias y productivas”. Mientras destacó los buenos resultados del actual Programa de Desarrollo Local, focalizado fundamentalmente en pequeñas obras de servicios en los 10 municipios, puntualizó en el café, donde “después de que Guantánamo tocó fondo, ahora se trabaja en la recuperación de ese cultivo, partiendo de un ambicioso programa de siembra. Aunque en la pasada zafra sobrecumplimos el plan de acopio en más de 200.000 latas, aún distamos de las potencialidades. Este territorio llegó a cosechar más de cuatro millones de latas y hoy apenas alcanza el millón”.
A pesar del desastre cafetalero en todas las áreas cubanas, se efectuó el Congreso Internacional de Café y Cacao en La Habana a mediados de junio, cuyo resultado más notable fue el reconocimiento de que de productor y exportador de café y cacao de calidad, Cuba pasó a importador del primero.
Ojalá “llueva café en el campo” algún día… Para lograrlo evidentemente hay que renovar y replantar