La excesiva dependencia de los recursos naturales ha sido un mal endémico en la economía de los países de América Latina. Esto provoca situaciones de opulencia temporal que no aprovechan los gobiernos para industrializar ni para ahorrar con una política presupuestaria discreta de prevención para el futuro, alternadas con otras situaciones de derrumbe económico y grandes e impagables deudas como resultado del derroche y de la corrupción administrativa. En las épocas de desplome económico las inversiones extranjeras suelen evaporarse, al tiempo que se producen notables fugas de capital autóctono. En estos momentos, esta realidad cíclica ha empeorado debido al populismo desenfrenado que no ofrece garantía alguna al capital, mientras trata de maquillar el desastre con un mayor derroche de recursos y un creciente endeudamiento.
La Inversión Extranjera Directa en América Latina y el Caribe 2016
La fase decreciente del precio de las materias primas afectó la composición sectorial de la inversión extranjera
Santiago, Jun.15 (CEPAL).─ Las entradas de inversión extranjera directa (IED) en América Latina y el Caribe disminuyeron un 9,1% entre 2014 y 2015, llegando a 179.100 millones de dólares, el nivel más bajo desde 2010. Este desempeño ha sido el resultado de la disminución de la inversión en sectores vinculados a los recursos naturales, principalmente minería e hidrocarburos, y de la desaceleración del crecimiento económico, sobre todo en el Brasil.
A.- La inversión extranjera directa en América Latina y el Caribe
En 2015, los flujos mundiales de IED aumentaron un 36%, alcanzando un monto estimado de casi 1,73 billones de dólares, el nivel más alto desde 2007. La mayor parte de este crecimiento se explica por una intensa ola de fusiones y adquisiciones transfronterizas focalizada en los países desarrollados, principalmente en los Estados Unidos.
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Two outstanding personalities, G. K. Chesterton and Hilaire Belloc, were the most prominent disseminators of the ideas of Distributism. They were the main advocates of the Catholic’s Social Doctrine of Subsidiarity as expounded by Pope Leo XIII in Rerum novarum (1891), a doctrine that would be re-stated, re-confirmed and reinforced by Pope Pius XI in Quadragesimo anno (1931) and by Pope John Paul II in Centesimus annus (1991). As such, it is important, first and foremost to see Distributism as a derivative of the Principle of Subsidiarity. This principle is clearly described in the Church's Social Doctrine Compendium (186-187) according to which "a community of a higher order should not interfere in the internal life of a community of a lower order, depriving the latter of its functions, but rather should support it in case of need and help to co-ordinate its activity with the activities of the rest of society, always with a view to the common good.” In other words, it states that the rights of small communities should not be violated or usurped by the intervention of larger communities or the state. This principle applies to Distributism on account that property ownership is a fundamental right and the means of production should be spread as widely as possible, including the idea of cooperativism. In a way, distributism seeks to subordinate economic activity to the well being of human life as a whole. The Video that follows took place at the Acton Institute on february 18th with an interesting debate for and against this principle and this doctrine.