Ponencia presentada en el XXVIII Encuentro del Comité Latinoamericano de Consulta Registral, celebrado en La Habana, Cuba, del 8 al 12 de junio del 2015
I
Aunque siempre me he sentido muy a gusto en este evento al que vengo con frecuencia desde sus orígenes –pero sin asistencia perfecta, y he lamentado mucho varias de mis ausencias-, a veces me encuentro algo incomodo y fuera de base, por dos razones: nunca he dirigido un registro de la propiedad, y vengo en representación de un país y de un ordenamiento jurídico en donde prácticamente no existe el derecho registral (al menos no en los términos en los que se entiende la materia en los países miembros del Comité).
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Conferencia pronunciada en la Universidad de Georgetown, Washington D.C., el 3 de junio de 2015
Agradezco de corazón a Dios y a los que han organizado esta visita a la Universidad de Georgetown. Conocí por primera vez esta Alma Mater el 10 de noviembre de 2004, al recibir el Premio Jan Karski al Valor y la Compasión. Esta Casa de Altos Estudios ha sido siempre para mí una inspiración y un paradigma de lo que debería ser la Universidad en Cuba. Estoy seguro que un día los cubanos podrán comenzar el camino hacia esa insuperable meta. Hay que aspirar alto y dar los pequeños pasos para alcanzar lo posible.
OBJETIVO
Precisamente es en esa mística en la que he trabajado esta presentación, cuyo objetivo es identificar la misión y los retos que tendrá la sociedad civil en el presente y el futuro de Cuba, y en el contexto del restablecimiento de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos y la visita del Papa Francisco a Cuba.
SUMARIO
Después del 17 D-2014: un nuevo rumbo para Cuba y nuevos desafíos para la sociedad civil cubana.
Nueva visión sobre las relaciones entre estados y entre sociedades civiles.
Nuevos retos estratégicos para la sociedad civil y los estados.
Misiones y flujos de la sociedad civil en el presente y el futuro de Cuba.
La sociedad civil necesita una visión de futuro para Cuba: ¿hacia dónde queremos cambiar?
¿Cómo buscar la unidad en la diversidad de la sociedad civil cubana?
El Espacio Abierto de la Sociedad Civil Cubana: una experiencia para el futuro.
Necesidad de un camino ético para la sociedad civil cubana.
Históricamente en 1919, como parte del Tratado de Versalles, quedo constituida la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Los distintos órganos de la OIT, el funcionamiento de la Conferencia, la adopción y la aplicación de las normas internacionales del trabajo se rigen por la Constitución de dicho organismo tripartito, conformado por representantes de los empresarios, los trabajadores y los gobiernos de los distintos países.
En 1944, la Conferencia anual de la OIT adopto una declaración fundamental relativa a los fines y objetivos de la organización, conocida como la “Declaración de Filadelfia”. En su Preámbulo la declaración afirma:
“Considerando que la paz universal y permanente sólo puede basarse en la justicia social;
Muchos de los asistentes a la Cumbre pudieron sentirse "cubanos por un día", viviendo en carne propia cómo es pensar distinto en Cuba.
"Pa’ lo que sea Raúl, pa’ lo que sea, no nos importa la OEA"; "CELAC sí, OEA no", son algunas de las consignas que cantaron los partidarios del régimen cubano durante los encuentros del Foro de la Sociedad Civil de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Panamá. Además, fueron reproducidas en el periódico oficial Granma, como para no dejar dudas.
Dos ámbitos donde los representantes del partido único de Cuba mostraron su dogmatismo e intolerancia política fueron los de los grupos de la sociedad civil dedicados a formular recomendaciones sobre "Gobernabilidad Democrática" y "Participación Ciudadana". En todos los casos, y siempre a los gritos, el planteo fue que no aceptaban la presencia de los referentes opositores cubanos que residen dentro y fuera de Cuba, lo cual es contradictorio con la idea de inclusión de Luis Almagro, Secretario General electo de la OEA.
En cambio, los actores democráticos cubanos —excluidos de las relaciones de intercambio por parte de las embajadas en La Habana de todos los países de América Latina y Canadá— en un gesto de apertura no cuestionaron que los representantes oficiales no fueran realmente parte de la sociedad civil. En su mayoría, se trataba de integrantes de organizaciones gubernamentales y en algunos casos de funcionarios del gobierno.
La VII Cumbre de las Américas que concluyó a mediados de abril tuvo un cierto número de componentes, algunos de los cuales son más visibles que otros.
Es evidente que los medios de comunicación enfocaron primordialmente la reunión concertada entre el Presidente Barack Obama y el dictador cubano Raúl Castro. El espíritu de esta reunión provocó optimismo. Raúl Castro libró a Obama de todos los “pecados” cometidos por los Estados Unidos contra Cuba y elogió por primera vez a un Presidente norteamericano mencionando su origen humilde. Este histórico encuentro fue también el eje central de los discursos pronunciados por muchos de los 35 presidentes de América Latina que acudieron a la Cumbre. La Presidenta brasileña Dilma Rousseff calificó de valientes a ambos presidentes y definió el embargo contra Cuba como perjudicial para el pueblo cubano y para las relaciones interamericanas. A Rousseff no le preocupó la profunda miseria en la que Cuba se encuentra como resultado de sus sistema comunista ni tampoco las actividades subversivas que desde 1960 han sido fuente de división en las Américas y no de colaboración.
Obama confirmó la visión de Rousseff (y la de Castro) cuando señaló en un discurso pronunciado ante el Foro de la Sociedad Civil que: “Han terminado los días en los que la agenda hemisférica de los Estados Unidos asumía que mi país puede injerirse con impunidad … Al iniciar los Estados Unidos un nuevo capítulo de sus relaciones con Cuba, esperamos que esa iniciativa nos conduzca a un entorno en el que mejoren las vidas de los cubanos”.