En este ensayo, al acrónimo tradicional PYMES (pequeñas y medianas empresas) se le añade una m inicial para significar micro, pequeñas y medianas empresas (mPYMES). |
A poco de anunciarse la creación de un centro ruso-cubano para preparar “transformaciones económicas en Cuba basadas en el desarrollo de la empresa privada”, ya se anunciaron los elementos principales de su diagnóstico de la maltrecha economía cubana y lo esencial de las medidas que proponen para transformarla y reanimarla acorde a los objetivos de los grupos hegemónicos que conducen el proceso.
El presidente del Consejo Empresarial Rusia-Cuba, el millonario liberal de derecha Boris Titov, cercano a Putin, anunció que: “Los economistas rusos le ofrecieron a Cuba un plan de cambios de mercado que conserva el apoyo social.” La columna vertebral del proyecto es el fomento de mpymes, pues en este archipiélago: “equivalen a las empresas privadas, ya que el Estado controla todas las áreas estratégicas”.
Si el objetivo del programa de reformas solicitado por el Gobierno/Partido/Estado a los especialistas rusos es el desarrollo de la empresa privada, entonces “Algo no huele bien en Dinamarca”. Baste recordar que en la historia no han existido modos de producción basados en la pequeña y mediana producción mercantil. En el esclavismo, feudalismo y capitalismo esta siempre ha sido secundaria respecto a la gran propiedad. Un vistazo al mundo actual confirma este aserto.
Aparte de la entrevista con Titov en Sputnik, no he podido encontrar el informe en extenso, por lo que aún no es posible analizarlo completo, pero sí comentar sus elementos de partida y las condiciones en que tal transformación podría ocurrir en el contexto cubano, altamente estatizado, burocratizado y militarizado y, a consecuencia de ello: empobrecido, esquilmado y carente de recursos fundamentales. Al mismo tiempo, será útil barrer mitos acendrados y subrayar realidades incómodas.
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