Los últimos tiempos en Cuba nos hacen recordar aquellas palabras de Jesús a los fariseos: “Atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre las espaldas de los hombres” (Mateo 23,4). No se trata de esta pandemia, ni de la otra. No se trata de esta medida, ni del reordenamiento. No se trata de una ideología de género o de cualquier otra. Se trata, como dice el pueblo, de todo “esto”. De la “cosa”. Ya la gente dice en las calles sin mucho miedo: ¡Qué malo se ha puesto “esto”! ¡Qué fea está la “cosa”! Y la gente tiene razón.
Hagamos un breve resumen de eventos y decisiones que han agravado exponencialmente la situación ya crítica de Cuba:
- La demostrada ineficiencia del modelo socio-económico y político.
- Los efectos de la pandemia, el confinamiento y la renuencia a comprar vacunas probadas.
- Aplicar las medidas neoliberales llamadas “reordenamiento” en el peor momento.
- La casi ausencia de turismo y la disminución de remesas.
- La falta de alimentos y medicinas como nunca antes.
- Las leyes y decretos que se están preparando o aprobando son para menos libertad. Lo jurídico, en lugar de dar seguridad y derechos, se está utilizando para amenazar y meter miedo al ciudadano.
Se ha formado lo que algunos economistas han llamado una “tormenta perfecta”, que es la coincidencia en el tiempo de varios factores determinantes de una crisis. Además de los anteriormente mencionados, se han sumado estos y otros:
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