Muchos somos conscientes de los diversos movimientos que se proyectan en direcciones muy distintas con el supuesto propósito de satisfacer una aspiración universal: la justicia social. Para lograrla, unos tienen un propósito legítimo de mejorar la condición humana mediante el diálogo, la transacción y la colaboración; otros persiguen una meta de dominación y poder con el argumento de la necesidad de imponer un régimen estricto empeñado en crear una sociedad igualitaria. Ninguno logra abrir paso a una sociedad perfecta, pero los primeros la promueven en libertad y mediante el imperio de un Estado de derecho y los segundos desarrollan las condiciones para imponer la obediencia a un Estado encargado de resolver sus deficiencias. Además, hay muchas situaciones diferentes en las que esta aspiración fomenta la elaboración de teorías que son las gestoras de esos diversos movimientos. La Teoría Crítica de la Raza es una de éstas y se ocupa de la raza de una manera muy particular y controversial en el ámbito social de Estados Unidos. Llamémosla "camino crítico de una aspiración de justicia social" enfocada en un sector de la población. Desde una óptica académica y técnica, este "camino crítico" puede identificarse como constructivismo crítico, que es una combinación de teorías críticas; en otras palabras, ni más ni menos que una combinación explosiva de neomarxismo, progresivismo y posmodernismo.
El constructivismo se refiere a la reconstrucción social o cultural; una idea posmoderna que pretende analizar cómo las personas piensan sobre el conocimiento y cómo se organiza la sociedad en torno al conocimiento, y adentra su discurso en la forma en que usamos el lenguaje con esos propósitos. Por el contrario, la crítica pura es un medio particular por el cual se analiza la sociedad con el propósito de identificar sus errores para corregirlos o contrarrestarlos.
Esta sencilla crítica es la que es auténticamente constructiva y es muy diferente en su contexto y en sus metas al pensamiento crítico del constructivismo en el que se fundamenta la Teoría Crítica de la Raza. De hecho, esta Teoría es una perversión de la crítica pura. Utiliza la misma palabra –"crítica"– a propósito. Efectivamente, estos teóricos críticos hacen un mal uso de las palabras intencionalmente y frecuentemente tienen un doble significado. Por otra parte, la crítica de nuestra sociedad en teorías como esta, a través de una proclamada aspiración a la justicia social, se complica por las tendencias políticas e ideológicas que la distorsionan.
Podríamos enfocar dos de sus significados:
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