“Renunciar a la libertad es renunciar a la cualidad de hombres,
a los derechos de humanidad e incluso a los deberes”.
Juan Jacobo Rousseau.
Sobre la libertad política, en la línea de Juan Locke escribió el Barón de la Brède y de Montesquieu. Su obra “Del Espíritu de las leyes” ha pasado a la historia de las ideas políticas básicamente por las páginas dedicadas al tema de la división de poderes. Su tesis estuvo dirigida contra el absolutismo, que se caracterizó por la concentración del poder en un solo individuo. La propuesta de la división de poderes tiene como objetivo lograr la libertad política y evitar la tiranía. Promueve un poder Ejecutivo encabezado por el monarca, un poder Legislativo con dos cámaras, una aristocrática y otra de elección popular y un Poder Judicial para los nobles y otro para el pueblo.
Cada poder actúa como freno o contrapeso de los demás. Por medio de ese mecanismo, se logra un balance o equilibrio de poderes que hace posible la libertad política. En realidad, dichas ideas de Montesquieu ya habían sido esbozadas en “La política” de Aristóteles y puestas en práctica en Inglaterra, pero el pensador aristócrata las promovió en Francia, contribuyendo a minar el absolutismo y a crear condiciones para la Revolución Francesa de 1789.
Su objetivo político era superar el despotismo, es decir, el gobierno de uno, sin leyes y fundamentado en el miedo y sustituirlo por la monarquía constitucional y parlamentaria, es decir, el gobierno de uno, con leyes que a su vez respetaran los derechos de la aristocracia, sin llegar a la república democrática. Pero no cabe duda de que Montesquieu, fue un crítico del absolutismo, del Derecho Divino de los Reyes y un pensador de la libertad.
También Juan Jacobo Rousseau escribió sobre la libertad. En su Contrato Social sostiene que “El hombre ha nacido libre, sin embargo, por todas partes se encuentra encadenado”. Encadenado, diríamos nosotros, por las monarquías absolutas de su época. Ante esa realidad escribe: “mientras un pueblo se ve obligado a obedecer y obedece, hace bien; más en el momento en que puede sacudir el yugo, y lo sacude, hace todavía mejor”, porque así recobra su libertad. Es decir, un llamado a la revolución.
Y en cuanto a los hijos dice: “Ellos nacen hombres libres, su libertad les pertenece, nadie tiene derecho a disponer de ellos sino ellos mismos.”
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