"No hay que escoger entre autoritarismo y libertinaje.
Hay que escoger siempre por la libertad."
Dicen que los países autoritarios han sido más exitosos en enfrentar el nuevo virus corona: China, Cuba, El Salvador. ¿Será verdad?
El otro día mi vecina me comentaba: - Manolo sí que educa bien a sus hijos. Nunca los ves haciendo maldades, peleando, o faltando al respeto. Es cierto -pensé yo- pero ¿a qué costo? Tampoco los veo sonriendo, ni jugando con sus amigos, ni tomando iniciativas. Los hijos de Candita también son respetuosos, pero alegres y cariñosos, llenos de amigos y de planes, inventando siempre nuevos juegos y aventuras. Y no están educados con mano de hierro, como los de Manolo, sino con esa ternura de la que Candita es maestra.
No hay que escoger entre autoritarismo y libertinaje. Hay que escoger siempre por la libertad. Que no es hacer lo que me da la gana, sino poder hacer el bien y hacerlo bien. Amando tanto la libertad, que la respeto también en el otro. Aunque sea mi enemigo, aunque sea un ignorante, aunque sea un maleducado. La libertad no se opone al orden y las normas. Se opone a la dictadura de la ley o de la autoridad tiránica. No cree que la convivencia se mejora con el poder, sino con la fraternidad, la gran olvidada de la trilogía de la revolución francesa de la que unos escogieron la igualdad, aun a costa de la libertad, y otros la igualdad, aunque haya que imponerla por la fuerza. Quizá si hubiéramos escogido la fraternidad hubiéramos podido combinar igualdad y libertad.
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