En la cultura contemporánea ha llegado a predominar la convicción de que la ‘praxis’ prescinde de la ‘teoría’, el ‘querer’ del ‘pensar’ y el ‘efecto’ de su ‘causa’. Siendo así, no es necesario preguntar en abstracto
‘¿por qué?’, basta con una respuesta práctica a ‘¿cómo?’."
La globalización es el acontecimiento económico y político más importante de nuestro tiempo. Mas, si nos atenemos al estado actual de su desarrollo, si bien es un hecho consumado en el ámbito económico internacional bajo el control sin contrapesos del capitalismo global, en el contexto político de izquierdas y derechas al interior de los países, las disputas al respecto son confusas a raíz del desconocimiento generalizado de su significación real y concreta.
Atendida la complejidad del tema, este trabajo pretende ser una síntesis, no de las diversas perspectivas en juego, sino más bien de los hechos principales que definen la magnitud y naturaleza del problema, con el fin de favorecer una toma de conciencia objetiva de las amenazas que implican.
En Vietnam y Cuba, ejemplos de lo que puede lograr el socialismo", publicado el día que arribó a La Habana Nguyen Phu Trong, Secretario General del Partido Comunista de Vietnam, el periodista Yramsy Peraza escribió que ambos países son ejemplos de los éxitos que puede alcanzar el socialismo; una afirmación huérfana de sustento.
En Vietnam
En el siglo III a.C., Vietnam enfrentó la conquista de China, que se extendió hasta el siglo XI d.C. En el siglo XIII resistió la invasión de Mongolia. En el siglo XX combatió contra los franceses, derrotó a Japón, declaró la independencia, derrotó a los franceses en Dien Bien Phu y venció a las tropas estadounidenses.
En esta última guerra, culminada en 1975, sobre Vietnam cayeron 14 millones de toneladas de bombas; pereció o resultó herida el 15% de su población; fueron esterilizadas cinco millones de hectáreas de tierras cultivables; se destruyeron cerca de 9 mil aldeas; la red nacional de ferrocarriles y las obras de irrigación y drenaje quedaron destruidas y murieron 900 mil búfalos. Culminada la guerra los fenómenos naturales, el bloqueo económico durante años y los ataques fronterizos dejaron un saldo de 50 millones de seres humanos reducidos a la miseria.
En 1976 la generalización del sistema de economía planificada aumentó la miseria y generó una abultada superinflación. En 1986 la tendencia reformista del Partido respaldada por los cuadros jóvenes proclamó el Doi Moi, una reforma económica basada en mecanismos de mercado, autonomía y derecho de los nacionales a ser empresarios, y entrega de tierra a los campesinos. La reforma no arrojó resultados positivos hasta que, el despido masivo de los cuadros conservadores del Partido y el derrumbe del campo socialista, obligó y permitió profundizar las reformas. El mercado –decía el Secretario General del Partido Comunista de ese país en 1996– se convierte en el campo de batalla, por eso estamos practicando la renovación económica.
Con la `profundización Vietnam produjo alimentos para sus 76 millones de habitantes, devino primer exportador mundial de pimienta, segundo exportador de arroz y de café (el general Raúl Castro reconoció que los cubanos enseñamos a los vietnamitas a cultivar el aromático grano y ahora tenemos que comprárselo), exportador de petróleo, zapatos y productos electrónicos. La inversión extranjera sobrepasó los 60 000 millones de dólares y logró establecer relaciones comerciales con 165 países.
El resultado: disminuyó la pobreza de la población de 60% a 5% y el ingreso per cápita, que en 1986 estaba entre 15 y 20 dólares al mes ahora está alrededor de 700 dólares.
Los sistemas autocráticos, totalitarios, populistas del estatal-socialismo se derrumban y cambian, víctimas de sus propias contradicciones, y no como resultado de presiones externas u opositoras, según evidencia la historia de los modelos europeos y asiáticos surgidos el siglo pasado, y tal como puede apreciarse en Cuba y otros países de América Latina.
Los regímenes exsocialistas europeos cambiaron desde dentro, económica y políticamente a economías de mercados y modelos políticos de más-menos democracias representativas. No fueron simples reformas, fueron cambios de sistemas.
En América Latina, Ecuador, que avanzaba hacia un estatalismo-populista, en línea con el estatal socialismo castrista, desde la misma cúpula gobernante el sucesor de Correa revisó y revirtió el proceso iniciado por aquel, en fehaciente demostración de que tales modelos se revierten desde adentro y desde arriba.
La historia enseña que la oposición violenta nunca fue una vía para conseguir la caída de esos regímenes. Sin embargo, se ha evidenciado que la oposición y la disidencia pueden influir en el curso de los acontecimientos, en la medida de su capacidad organizativa, para actuar pacífica y democráticamente cuando el desgaste del régimen, sus fisuras, debilidades y disposición a los cambios, así lo permiten.
The idea of participatory democracy pertains to involvement of the civil society – think tanks, activist organisations and other actors – at all levels of policy cycles, via employment of instruments such as debates, expert consultations, participation in working and advisory bodies and others. Its goal is to enable the inclusion of non-governmental actors in development and implementation of governmental policies, and its logic is based on the premise that the policies and the decisions made with participation of the representatives of various interest groups and non-governmental experts render the social consensus necessary for continuity and sustainability of policies in any sphere of life. In this way, the participation of citizens in part addresses the shortcomings of the representative democracy which limits the role of the citizens to intermittent voting.
The practice of inclusion of think tanks and activist organisations in what is traditionally viewed as “the business of the state” is slowly taking off in the Western Balkans, at both local and national levels. It requires, on the one hand, that the capacities of activist organisations, think tanks, business associations, trade unions and other potential non-governmental participants are sufficiently developed to clearly formulate their policy proposals and interventions, and advocate for their adoption.
On the other hand, civic participation requires that the public servants and government officials recognise its benefits enough to step out of traditional behaviour patterns and actively seek the non-governmental contribution. Given the traditionalist political culture in the region, the constraints of the resources of the Western Balkans central and local public administrations and the relative novelty of the concept of civic participation, in the absence of unambiguous legal obligation, it is up to the civil sector to ensure its own inclusion in the policy processes and the actual impact of its contributions.
Paseándome por los espacios académicos colombianos, en ocasión del encuentro del Grupo Iberoamericano de Discernimiento Teológico Pastoral en la Universidad Javeriana, tuve la oportunidad de contactar algunos amigos con cierta influencia política, provenientes de diversas tendencias, en la búsqueda de enseñanzas prácticas de la experiencia colombiana. En este análisis, mi punto de partida será el rechazo popular a los acuerdos de paz fraguados entre Santos y las FARC, transfigurado en la victoria del “NO” en el evento electoral del 2 de octubre de 2016. En el proceso participé como observador invitado por la Registraduría Nacional y el Consejo Nacional de Colombia. La premisa básica es que ese día se definieron los parámetros para diseñar cualquier estrategia de los factores en pugna dirigida a ganar la Presidencia de la República.
¿PAZ O IMPUNIDAD?
La verdad sea dicha, los colombianos anhelan la paz pero no pagando el alto precio de la impunidad de los criminales que conforman ese cartel que se identifica como las FARC. La percepción general, al menos la mayoritaria expresada en el referendo, es que esos acuerdos negociados en Cuba constituyen una oda a la impunidad y una injusticia manifiesta contra las víctimas de la violencia. En el proceso previo, se manifestó una estrategia (más propiamente chantaje moral) del gobierno de Santos, similar a la que ha sufrido el venezolano desde hace años con el tema de la participación electoral. Presentó un falso dilema: Si votabas “SI” estabas a favor de la paz, si votabas “NO” eras partidario de la violencia. El objetivo era aprobar los acuerdos sin reparar en el contenido. Pero el colombiano no cayó en la manipulación.