El gigante comunista está a punto de convertirse en apestado, y es que los tres países del continente norteamericano reinventaron la zona de libre comercio más grande y rica del mundo. El pacto comercial entre Estados Unidos, México y Canadá abarcará una población de 500 millones de personas y tendrá un PIB combinado de 25 trillones de dólares.
Ya sea que se materialice o no la fase uno del acuerdo comercial entre Estados Unidos y China - la aprobación del T-MEC establece a Estados Unidos en una posición mucho más fuerte en la actual guerra comercial. Y el régimen asiático solo puede culparse a sí mismo. Los líderes de China subestimaron el poder de resistencia y permanencia del presidente Trump, y su determinación para defender la industria y los trabajadores estadounidenses.
El líder chino Xi Jinping pensó que su país, como de costumbre, podría seguir haciendo trampas después de las elecciones en 2016, con alguna ocasional reprimenda pública de Washington, junto con uno o dos gestos simbólicos sobre el libre comercio. ¿Y por qué no habría de pensarlo? Obama una sola vez lo denunció por el robo cibernético de propiedad intelectual que estaba llevando a cabo, pero después de este aviso, no hubo consecuencias reales.
Xi tampoco se había preocupado por los aranceles. Obama en ocho años no hizo absolutamente nada para contrarrestar el dumping chino, excepto presentar quejas infructuosas ante la comprometida Organización Mundial del Comercio. Una vez impuso un impuesto a la importación de un par de productos chinos -neumáticos y acero- que no impidió que la economía de EU continuara siendo abusada por China Inc.
Luego llegó Donald Trump
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