El ataque terrorista a las “torres gemelas” que destruyó varios edificios monumentales del World Trade Center el 11 de septiembre de 2001 en Nueva York cambió el curso de la historia cuando el gobierno de Estados Unidos aprobó una ley conocida como el “Patriot Act”, la cual viene aplicándose de forma cada vez más intrusiva desde entonces, pese a que se proclamó sólo como una medida provisional de emergencia.
Lo que ha sucedido en realidad es un proceso de creciente vigilancia y control Estatal sobre sus ciudadanos, a la mayoría de los cuales se les ha convencido de que es aceptable y muy conveniente prescindir de sus libertades fundamentales a cambio de mayor seguridad.
Este proceso de control de la población está redundando impunemente en procedimientos marcadamente autoritarios que ignoran la ley y muchas garantías constitucionales con el pretexto de aplicarlos para garantizar la seguridad nacional según la perciban las autoridades de múltiples organismos que duplican y hasta superan el poder que tradicionalmente estaba reservado a unos pocos organismos de inteligencia e investigación.
Nos estamos refiriendo nada menos que a 9 organismos establecidos en las últimas décadas (que en EEUU llaman "agencias") que compiten y hasta imponen su autoridad sobre la CIA, el FBI, la DEA y los organismos de inteligencia militar de cada uno de los cuerpos de las fuerzas armadas. Estos son:
- Oficina del Director de Inteligencia Nacional
- Agencia de Seguridad Nacional (NSA)
- Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA)
- Oficina de Inteligencia e Investigación (bajo la autoridad del Departamento de Estado)
- Oficina de Inteligencia y Análisis (bajo la autoridad del Departamento de Seguridad Nacional, creado el 9/11)
- Oficina de Inteligencia y Análisis (bajo la autoridad del Departamento del Tesoro)
- Oficina de Inteligencia y Contrainteligencia (bajo la autoridad del Departamento de Energía)
- Agencia Nacional de Inteligencia Geoespacial
- Oficina Nacional de Reconocimiento (NRO)
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Toward the beginning of “
La historia del Socialismo como ideología y como movimiento político se consolida en el pensamiento que promovió la Revolución Francesa y que actúa a través de ella hasta desembocar en el totalitarismo comunista (leninista) a principios del siglo XX y consolidarse en los sistemas totalitarios que nos han aquejado a lo largo de ese siglo hasta nuestros días.
La semana estuvo, sin duda, marcada el resultado de la primera vuelta electoral en Brasil. Otra vez los más reputados encuestadores dejaron jirones de su prestigio por los tan equivocados resultados que pronosticaron, producto tanto de vender sus análisis al mejor postor cuanto de la tentativa de influir en la opinión de los ciudadanos. En ese mismo error incurrió el Frente de Todos, que confundió deseos con realidad y tanto apostó a un definitivo triunfo de Luiz Inácio Lula da Silva (48,43%). Los muchísimos votos obtenidos por el tan repudiado Jair Bolsonaro (43,20%) aguaron la fiesta aquí prevista por el Gobierno para celebrar la resurrección de la Patria Grande que el Foro de San Pablo imagina para la región y para exhibir un éxito en su teoría del lawfare. El segundo turno electoral se disputará el 30 de este mes, y su resultado todavía es imposible de prever.