Un día el rostro en la pantalla fue el del poeta Armando Valladares, luego vinieron los ataques en el horario estelar de la noche contra Martha Beatriz Roque, Elizardo Sánchez y Dagoberto Valdés, hasta llegó el momento en que vi mi propio nombre en el noticiero rodeado de los peores adjetivos y, ahora, le ha tocado el turno a los editores de El Toque y al economista Pavel Vidal. La hoguera de la lapidación mediática y del fusilamiento de la reputación, que necesita mantener ardiendo el régimen, está urgida de leña, de nueva leña para agregar al fuego del victimismo oficial y a esas llamas que buscan echar a otros las culpas del fracaso del modelo cubano.
Todos y cada uno de los que hemos nacido en la Isla somos potenciales candidatos para aparecer en uno de esos programas en los que se intenta destruir moral y socialmente a una persona. No me salvé yo, no se salvaron tampoco del escarnio, sin derecho a réplica, los condenados en la causa de la Primavera Negra ni las Damas de Blanco, y tampoco te salvarás tú que lees estas líneas. Basta con que, en un instante, digas o publiques algo que no le guste a un grupo de intolerantes que han secuestrado el nombre de la nación, para que caiga sobre ti todo el peso de un poder que actúa con la total impunidad del que sabe que tiene el monopolio de las transmisiones televisivas, el control sobre los tribunales y, lamentablemente, todavía bajo su bota, a millones de seres humanos adocenados.
Como no podemos cambiar la manera en que nos miran desde esa cúpula blindada en la que se han encerrado unos pocos vestidos de verde olivo, lo que nos queda a los vituperados es decidir la actitud que tomaremos ante semejantes intentos de aplastarnos. Van aquí mis modestos consejos, que sin pretender funcionar para todos, me han ayudado a mantener la cordura, la felicidad interior y la sonrisa.
A ti, si ya te has convertido en "radioactivo" y te ha alcanzado el encono de la dictadura cubana, te sugiero:
Responde poco o nada a los insultos, porque uno de los objetivos que buscan es distraerte de tus tareas cotidianas, hundirte en el foso oscuro de las justificaciones y la contestación. No te creas aquello de que "el que calla otorga" y prefiere una versión menos neurótica de cómo reaccionar ante la ofensa: "a palabras húmedas, oídos impermeables".
- Hits: 27
El Consejo para la Transición Democrática en Cuba (CTDC) espera poder tomar contacto con la Relatora Especial y compartir con su delegación nuestra visión sobre el tema.
I’ve been thinking about how we were domesticated… and how they could domesticate us again, Part V