Si hay una oportunidad para calificar sin medias tintas al estamento gobernante que ha presidido el país durante el siglo XXI es ahora, de cara a un proceso en 2024 de elecciones presidenciales, manipulado a placer por los poderes públicos confiscados por el poder ejecutivo, al punto que sus resoluciones se definen en los pasillos del palacio de Miraflores.
Luego de 25 años de gestión nos encontramos ante el dilema de sufrir la definitiva entronización de una dictadura o la transición hacia una primavera en democracia como lo vivió la historia nacional en el año 1936. En definitiva, no hay mañana es el momento de ¡hablar ahora o callar para siempre ¡.
Algunos pudieran preguntarse ¿en qué se basa el articulista para proferir tamaña afirmación, ante la actitud del régimen de aferrarse al poder hasta morir?, en la naturaleza de sus entrañas, de sus macabros aliados y en la crueldad infinita de implantar como política de estado el terror, el asesinato, el acoso y la persecución implacable al ciudadano. Ello no significa que sea imposible vencerlos, si hay posibilidades y la historia de pueblos libertarios lo ha demostrado.
El tufillo que se desprende de quienes creen que se dará un proceso electoral medianamente con posibilidades de desalojarlos del poder, peca de ingenuidad como si se tratara del ejercicio de unas fiestas patronales, coincide con creer que en sus resultados solo influyen las variables del entorno nacional. Eso sería un error garrafal.
- Hits: 162