La mayoría de los votantes de Estados Unidos esperan de la administración Trump una transparencia mucho mayor que la de sus predecesores y sus lamentables manejos de la economía del país en el período 2020-2024. Pero se está comprobando que en muchos casos no es así, en particular en las disposiciones que están desatando una guerra comercial con algunos de sus más estrechos aliados, como es el caso de Canadá.
Aunque es cierto que Canadá ha impuesto tarifas a las importaciones de acero y aluminio de Estados Unidos desde hace algunos años; para ser más precisos, desde el 1º de julio de 2018 (bajo la anterior presidencia de Trump); en realidad fue en represalia por las tarifas que Estados Unidos les impuso en marzo de ese año con el pretexto de una necesidad de "seguridad nacional", bajo la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial. Por tanto, Canadá ripostó con un arancel del 25% sobre el acero estadounidense, del 10% sobre el aluminio y aranceles adicionales sobre otros productos procedentes de su vecino.
¿Y cuál es la verdad sobre el comercio de automóviles? Antes de 2025, Canadá no estaba imponiendo aranceles a las importaciones de automóviles estadounidenses. De hecho, las reglas comerciales bajo el T-MEC mantuvieron los aranceles automotrices fuera de la mesa siempre y cuando los autos cumplieran con los requisitos de origen correctos.
Es muy lamentable este enfrentamiento que perjudica a ambos socios comerciales y sólo nos queda esperar que la actual administración recapacite y sea más selectiva a la hora de castigar a los países responsables que sí han estado aprovechando la generosidad comercial de Estados Unidos para beneficiarse unilateralmente, como es principalmente el caso de China y, en menor medida, de India y de algunos países de Europa.
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En 1949, los comunistas de China le arrebataron el poder a Chiang Kai-shek (
del noroeste de China. Poco después de tomar el mando, Xi Jinping, líder del PCCh y Presidente de China, intensificó la represión comunista de los uigures hasta transformarla en una campaña de genocidio. Además, instruyó a las autoridades locales a no mostrar "absolutamente ninguna piedad". Como parte de esta política represiva, el PCCh empezó a establecer campos de trabajo forzados para recluir a los supervivientes de las redadas y torturas. Según cálculos de algunas fuentes, la cantidad de reclusos en esos campos es de 2 millones, aunque algunas otras fuentes sostienen que podrían llegar a más de 3 millones.
especially with China. It is a disastrous reality that has been getting worse year after year and reveals the covert policy of those countries that have abused tariffs, subsidies, and low wages to make US goods less competitive. Eventually, they managed to dismantle entire industries whose entrepreneurs had gone bankrupt or fled to countries that unilaterally promoted their competitive advantages against this country.
Tanto para una familia como para un país, una deuda desmedida que pueda poner en peligro una catastrófica insolvencia, demanda un esfuerzo intenso por disminuir los gastos, mientras se busca incrementar los ingresos. Esto es complicado y choca con la resistencia de los afectados ya que conlleva renunciar, al menos temporalmente, a un modo de vida falsamente opulento que se sustentaba del crédito, a un nivel que finalmente alcanza un límite que resulta impagable y termina en la ruina, tanto en el plano familiar como en el nacional.
lejos en las políticas populistas que dibujan un falso crecimiento basado en una creciente deuda pública que ya supera los 36 trillones=36 billones en español=$107,000 por cada ciudadano y residente legal, agravada por la carga abrumadora de los intereses que hay que pagar por esa deuda, la cual se ha agudizado desde 2021 con una notable alza de la tasa de interés, hasta el punto que el servicio de la deuda ya sobrepasa ampliamente el presupuesto de defensa, obligando al Estado a pagar un interés anual de más de un trillón de dólares (un billón en español), una cifra que, además, sigue creciendo aceleradamente. Esta es la onerosa situación que heredará la nueva Administración en enero, enfrentando un déficit presupuestario de más de 2.2 trillones (2.2 billones en español) anuales, que se suman a la ya espantosa deuda y sus respectivos intereses.