Existe un fuerte e ideologizado debate en EEUU de cómo superar la situación de recesión-crisis económica. La década pérdida de los 2000s debido al aumento del desempleo y la pobreza, la menor participación laboral y el pobre desempeño de la economía acentuado por la Gran Recesión del 2008-2009. Actualmente la crisis se caracteriza por una elevada tasa de desempleo, una lenta y anémica recuperación del PIB, un elevado déficit fiscal, un creciente endeudamiento público, una baja inflación y un sistema tributario que es y se percibe crecientemente como injusto y distorsionador debido a los abundantes vacíos, exenciones, deducciones, créditos, y estímulos tributarios específicos, resultado de años de cabildeo.
Mientras, están en desarrollo varios ajustes espontáneos importantes. Los consumidores están aumentando sus niveles de ahorro para reconstituir su riqueza, las instituciones financieras están restableciendo sus niveles de liquidez y de reservas, el nivel de construcción de nuevas viviendas ha disminuido para reducir el exceso de viviendas en existencia, y las empresas se está reestructurando para ser más competitivas y eficientes.
En los años 2000s, EEUU se acostumbró a políticas fiscales y monetarias expansionistas. El presidente George W. Bush (2001-2008) incurrió en continuos déficit fiscales para financiar la reducción de las tasas impositivas sobre los ingresos personales, las guerras de Irak y Afganistán, la expansión del seguro médico (MEDICARE) para cubrir las medicinas, los gastos de emergencia para reparar los desastres causados por el huracán Katrina, los programas de estímulo fiscal de 2001 y 2008 para reactivar la economía, y el programa de apoyo a las instituciones financieras (TARP) para contrarrestar el pánico del 2008.
Durante esos años hubo consistentemente una política monetaria muy expansionista con tasas de interés reales muy bajas que varios especialistas consideran contribuyeron a generar la crisis financiera en EEUU.
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Hay todo un sector de la política de Estados Unidos, Canadá y Europa que se ha apropiado de la palabra progresista con el propósito evidente de calificar a sus opositores como enemigos del progreso y la justicia social. Sostienen que buscan "mejorar" el capitalismo mediante reformas y programas sociales, económicos y políticos que eliminen las injusticias dentro del sistema actual. Afirman que su objetivo es crear un mundo más equitativo y añaden que dan un paso adelante del liberalismo norteamericano y también del europeo.
simplemente reemplaza el choque por el estatus económico con la confrontación por motivos de raza, sexo, orientación sexual, etc., como claves para delimitar las clases oprimidas y opresoras. Donde el marxista tradicional se centra en el conflicto entre burgueses capitalistas y proletariado, el progresista habla en cambio de "supremacía blanca" contra personas de color, "patriarcado" contra mujeres, "heteronormatividad" contra LGBTQ+, etc. Pero el énfasis en la identidad de grupo, en lugar del individualismo y los derechos inalienables de las personas, se hereda del marxismo y marca una ruptura radical con el liberalismo auténtico.
En el siglo XX pasó de todo en materia de pérdida de vidas humanas por conflictos bélicos y pandemias, cálculos aproximados señalan en cuanto a conflictos bélicos a partir de las guerras mundiales, guerras coloniales y locales un aproximado de 200 millones de personas y por pandemias entre 65 y 125 millones de fallecidos.