Constitución de la República de Cuba "
Artículo 53.– Se reconoce a los ciudadanos libertad de palabra y prensa conforme a los fines de la sociedad socialista. Las condiciones materiales para su ejercicio están dadas por el hecho de que la prensa, la radio, la televisión, el cine y otros medios de difusión masiva son de propiedad estatal o social y no pueden ser objeto, en ningún caso, de propiedad privada ...
La realidad mediática en cada país es compleja, mucho más si se trata de sistemas totalitarios como en el caso cubano, que escapa a los modelos propuestos por el especialista en medios norteamericanos Daniel C. Hallin y el italiano Paolo Mancini. Quizá el sesgo principal de la clasificación de los sistemas mediáticos que ellos ofrecen está relacionado con establecer tres modelos que no incluyen a una serie de países con realidades diversas y negativas en el ámbito de la comunicación. “Es arriesgado proponer generalizaciones que abarquen muchas naciones cuyos sistemas de medios de comunicación, historias y culturas políticas no podemos conocer con la misma profundidad, por esta razón hemos planteado este proyecto como una colaboración entre un norteamericano y un europeo” (Hallin y Mancini, 2007: 5). Los propios autores plantean esa limitación pero, al no analizar a América latina, Cuba, por supuesto, escapa de la clasificación.
Según Hallin y Mancini existen tres modelos característicos, entre los que se encuentran: el modelo pluralista, el modelo democrático liberal y el modelo democrático corporativo, que si bien no son estrictamente puros e ideales, la tendencia es hacia el predominio de su combinación; es decir, modelos mixtos. Así, expresados linealmente, desde el punto de vista normativo, podríamos decir que el modelo cubano no puede ser descrito por ninguno de los tres tipos. Sin embargo, si lo analizamos desde el punto de vista del control que ejerce el Estado sobre la diversidad de medios de comunicación social (MCS) en Cuba, podríamos decir que se trata de un modelo estatal monopólico. Cuba presenta los principales rasgos para entrar dentro de esta clasificación, ya que los sistemas mediáticos aparecen influenciados por un alto grado de politización, en correspondencia con los elevados grados de intervención del Estado en los múltiples ámbitos del desempeño social, económico, cultural y de toda índole. Al tratarse de un sistema totalitario, los medios de comunicación cubanos, representantes del cuarto poder ciudadano, deben ser advertidos desde la oficialidad, de ciertas normas de lealtad a la causa política.
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