La ley que la permite fue aprobada por 86 votos a favor, 44 en contra y 12 abstenciones
Se convierte en el segundo país en hacerlo después de Holanda
Socialdemócratas y democristianos se han enfrentado en el debate
La eutanasia de adultos ya era permitida en Bélgica y se registraron 1.432 casos en 2012. Se anticipan mucho mayores las cifras de 2013
Bruselas, Feb. 14 (RTVE).─ Bélgica se ha convertido este jueves en el segundo país, después de Holanda, que despenaliza la eutanasia a menores, con la aprobación en el Parlamento federal de la ampliación de la ley que regula la muerte asistida.
La ampliación de la normativa, en vigor desde 2002 para los adultos, prevé que niños y adolescentes podrán optar a la eutanasia en supuestos muy restringidos, cuando padezcan un "sufrimiento físico insoportable y su muerte a corto plazo sea inevitable". Según las encuestas, la medida cuenta con el apoyo del 74% de los belgas.
Harold Cepero Escalante: el sentido de la caridad y el amor
Harold Cepero Escalante era un joven sencillo de un corazón muy grande, nacido en el seno de una familia humilde en la ciudad de Chambas el 29 de enero de 1980, que hoy pertenece a Ciego de Ávila, yo digo Camagüey. Debe haber sido esa inteligencia natural, y esa sensibilidad humana que siempre lo caracterizó lo que lo hizo acercarse mientras cursaba sus estudios secundarios a la Iglesia Católica de Chambas en busca de verdades superiores para aplacar su sed espiritual.
Cuando en el 1998 inició estudios universitarios en la Universidad de Camagüey y se mudó a esta ciudad, comenzó también, junto a otros jóvenes, a frecuentar las charlas que impartía el Padre Alberto Reyes Pías. Y ya en el 2002, junto a otros jóvenes universitarios firmó el Proyecto Varela, iniciativa ciudadana que busca un referendo sobre los derechos fundamentales hoy conculcados al pueblo de Cuba. Cuando en mayo de ese mismo año el régimen declaró la Constitución Socialista inamovible y obligó al pueblo a suscribir aquel atropello, Harold sabía que ese documento era una respuesta directa a la petición del Proyecto Varela y se negó a firmarlo, comenzó a explicar esto entre los estudiantes de la Universidad, en los dormitorios, en los pasillos, sin miedo. Fue allí cuando empezaron las amenazas de expulsión de la Universidad, las fuerzas represivas comenzaron a manipular y utilizar a los propios estudiantes y a los amigos cercanos de Harold para que le hicieran llegar las amenazas.
Fue el 13 de noviembre de 2002 que, como es costumbre en la Cuba castrista, la Seguridad del Estado organizó una farsa, una reunión para juzgar y expulsar de la Universidad a Harold Cepero y a Yoan Columbié, otro joven también firmante del proyecto. Les gritaron, los insultaron, los amenazaron y finalmente los expulsaron. Harold escribió esta carta y la firmaron Yoan Columbié, Yulys Espinosa y otros jóvenes y la entregaron al Decano de la Universidad. La quisiera leer para recordar sus palabras.
Los restos de 55 cuerpos han sido hallados en el cementerio de un antiguo reformatorio público de Florida investigado por abusos
Oficialmente había solo 31 niños enterrados
Los abusos en reformatorios de menores suelen pasar desapercibidos, y EEUU no es la excepción
Maraianna, FL. Feb.3.─ Cavaron tres meses buscando 50 cuerpos, en un cementerio donde oficialmente debían estar enterrados 31: 29 jóvenes estudiantes y dos empleados de la antigua escuela para varones Arthur G. Dozier de Marianna, Florida. Cavaron entre septiembre y diciembre de 2013 donde indicaban las sombras rojas y amarillas del radar de prospección, y encontraron más cuerpos de los que buscaban. Encontraron más niños. Y los antropólogos no dudan que encontrarán otro medio centenar si siguen cavando.
En el Panhandle de Florida, el "mango" fronterizo de 200 millas de largo que colinda en el noroeste con los Estados sureños de Alabama y Luisiana, el reformatorio de Marianna arrastra una oscura fama de más de un siglo por los abusos que allí se cometían. No era una prisión, en términos formales. En la época en la que fue inaugurado —el 1 de enero de 1900— no había prisiones en Florida, sino campos de trabajo como éste, donde el castigo físico —las palizas, el confinamiento, las cadenas— y la segregación racial eran política de la institución.