Comisionado Nacional de Honduras enfatiza su pronunciamiento
sobre la niñez migrante no documentada que se encuentra en albergues norteamericanos
y la responsabilidad de Honduras de evitar y controlar
la migración forzosa de hondureños y hondureñas
La migración irregular es un fenómeno social que responde a la necesidad que experimentan hondureños y hondureñas, en particular de sectores desfavorecidos, de buscar mejores oportunidades de vida digna y de seguridad democrática que les permitan satisfacer sus necesidades básicas y las de su familia.
Esas oportunidades y la garantía de sus derechos humanos no se han podido hacer efectivas en Honduras, hasta ahora, y esa omisión constituye una seria vulneración de los derechos humanos fundamentales de los habitantes que, en número creciente, se ven forzados a migrar buscando salir de la pobreza y exclusión social, violencia social e intrafamiliar, delincuencia, amenazas o reclutamientos por maras o pandillas, desintegración familiar y otras causas como impactos sociales negativos de catástrofes naturales.
En todo caso, el migrante hondureño y su familia siguen siendo seres con dignidad humana que debe ser universalmente respetada, por lo que es necesario e imperativo lograr el cumplimiento de las responsabilidades de todos los Estados (de origen, tránsito y destino) de asegurar el respeto y efectividad de los derechos humanos que son inherentes a todas y todas los migrantes, con independencia de su nacionalidad y a cuyo respecto hay obligación de respeto y cumplimiento por parte de todos los Estados, en desarrollo y desarrollados, del universo.
Sin perjuicio de lo anterior, es importante que el Estado hondureño, con el acompañamiento esperado de la cooperación internacional, comience a desactivar progresivamente el negativo proceso cíclico de la migración forzosa que, aún en caso de retorno de los migrantes, ha llevado a muchos de ellos a reintentar nueva y reiteradamente el recorrido de esa ruta ingrata.
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