Nos enfrentamos a un régimen en conteo regresivo pero con capacidad de trasmutar. No es momento de regalar nada a los opresores que tratan con desprecio a sus ciudadanos
La Habana, Oct.27.─ Los dinámicas sociales no evolucionan en forma lineal, una vez que se disparan son tan impredecibles que terminan en asombro de muchos. Es ahí donde se manifiesta la correlación entre lo prolongado de los procesos totalitarios y su desmoronamiento o mutación. A medida que el tiempo sea escaso y la premura del régimen se instaure, los movimientos inciertos aumentarán. De lo que ocurra en esos momentos dependerán en gran medida los próximos 20 o 30 años de nuestra nación.
En fechas recientes es notable la intensa embestida de aliados y admiradores del castrismo para intentar salvar a la vieja élite y herederos. La batalla llega a organismos internacionales, instituciones regionales, medios de prensa como The New York Times, el mundo académico y otros foros. La idea es vender que solo el castrismo puede conducir a una transición segura en Cuba.
Mientras tanto, la sociedad cubana continúa en plena estampida, el término "tráfico humano" no se menciona pese al establecimiento de un corredor de personas que otorga magníficos dividendos a quienes lo controlan: por un lado, grupos del crimen organizado en México, por otro, autoridades que se hacen de la "vista gorda".
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