Monseñor Celestino Aós Braco denuncia los atentados, la violencia, la quema de Iglesias, el hostigamiento que padecen la institución y los fieles en Chile.
Oct. 23.– “La violencia es mala, y quien siembra violencia cosecha destrucción, dolor y muerte. Nunca justifiquemos ninguna violencia”, aseguró monseñor Celestino Aós Braco, arzobispo de Santiago de Chile, en reacción de condena a los violentos ataques que sufrió el domingo 18 de octubre la Iglesia chilena.
“Ya hace un año sufrimos un estallido de violencia que nos causó tanto dolor personal, y tanta destrucción material que pensábamos habría sido una lección amarga y fuerte. Nos ha costado reconstruir las instalaciones, y ha exigido a los más empobrecidos sacrificios e incomodidades constantes; se les hizo la vida más penosa”, recordó.
El primer santuario en arder fue la Iglesia San Francisco de Borja, usado regularmente por el cuerpo policial de carabineros: fue saqueada y algunas de las imágenes religiosas quemadas en la calle. Horas más tarde la violencia alcanzó la Iglesia de la Asunción y su cúpula se desplomó consumida por las llamas. Era una de las más antiguas de la capital (construida en 1876). Ambas se encuentran en las inmediaciones de la ya famosa Plaza Italia, donde también fueron saqueados varios comercios y un supermercado.
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