Dedicarle unas palabras a nuestra selección de futbol es honrar nuestra idiosincrasia deportiva y reconocer a la Vinotinto como parte de nuestra alma nacional, ante la tribulación general y el orgullo herido generado por la eliminación al próximo mundial de futbol masculino a celebrarse en 2026 en EEUU, México y Canadá.
El impacto del desafortunado evento lo resumo en la frase tomada de las tradiciones históricas francesas, al contener en su prosa los valores del sacrificio asumido por una fanaticada incondicional, el compromiso con los colores nacionales, hasta alcanzar el deseado objetivo de clasificar a la fiesta mundial del deporte mas extendido en el planeta. La historia futura dirá si concretará el mismo destino de la frase originaria, que en su tiempo se convirtió en un símbolo de la reconciliación nacional y de la importancia de la paz y la estabilidad política de un país.
Entre tanto, debemos destacar el espacio que ha conquistado la Vinotinto en los amores deportivos del gentilicio venezolano, entregado por tradición al beisbol, boxeo, basquetbol, al punto que el sueño de generaciones de jóvenes se ha ubicado en jugar en las Grandes Ligas, trazando una épica liderada por brillantes deportistas durante décadas desde mediados del siglo pasado hasta el presente.
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