Soluciones no existen a la vista para Haití, se podría hasta decir que es un país inviable.
El concepto de Estado difiere según los autores; algunos de ellos lo definen como el conjunto de instituciones que poseen la autoridad y la potestad para establecer las normas que regulan el comportamiento de una sociedad. Entre los objetivos de un Estado se destacan: Mantener el orden y el cumplimiento de las leyes, promover el bienestar, la prosperidad y la seguridad de los ciudadanos.
Sin embargo, eso no se cumple en el país que hoy es objeto de análisis en este escrito. Haití es un país sin nadie al volante, y la raíz del problema se encuentra en la ausencia total del Estado. El derrumbe del Estado se inició en el 2010, y lo hizo de la forma más simbólica posible, por decirlo de alguna manera: un terremoto que dejó Puerto Príncipe en ruinas y con más de 300.000 muertos en la calle.
Esta fue la banderilla de la triste herencia dejada, en los años sesenta, por François Duvalier que se erigió dictador vitalicio, y al que su hijo sucedió, 20 años después. Entre ambos pusieron en marcha un régimen de terror que, según Naciones Unidas, dejó 50.000 muertos. Su policía secreta, conocida como Tonton Macoute, siguió asesinando en los años posteriores al régimen, en forma de grupos paramilitares. Lo grave es que continúo sucediendo pese a la llegada de la democracia. Con lo cual, la inestabilidad y la corrupción sentaron sus reales en el país.
En agosto de 2021, otro temblor volvió a castigar a Haití, justo un mes después de que Jovenel Moïse, Presidente del país, fuera asesinado por mercenarios colombianos en su casa. Un ataque donde se mezclan intrigas políticas, intereses empresariales y asuntos que comienzan en Haití y terminan en otras partes del mundo.
Desde ese día hasta hoy, Haití está descabezado: no hay un solo miembro electo ni en el Parlamento (cuyo edificio ni siquiera existe, ya que se derrumbó tras el terremoto). Al frente del país solo aparece Ariel Henry en las funciones de Primer Ministro, rodeado de un reducidísimo grupo, por no decir pandilla y con la mayoría de la población en contra. EN HAITÍ NO HAY NADIE AL VOLANTE.
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