Tegucigalpa, Mar. 11.─ Son menores de edad, pero la desintegración familiar, la pobreza y la inseguridad que no parece mermar en sus comunidades de origen, los obliga a tomar decisiones de adultos, los empuja a emigrar. En la mayoría de los casos son presa fácil de la explotación sexual y laboral, muchos de ellos desaparecen y otros tantos terminan sin vida. Ellos son los niños migrantes de Honduras.
Ante la falta de oportunidades económicas en los países centroamericanos y en México, decenas de hombres comenzaron a emigrar desde hace varias décadas hacia Estados Unidos.
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