- Liu Xiaobo murió ayer a los 61 años por un cáncer de hígado. Según Pekín, un criminal; según el resto, un valeroso defensor de la democracia.
- “Hay que creer en los testigos dispuestos a morir”, decía Pascal. Liu Xiaobo, premio Nobel de la Paz, autor, crítico literario, pensador y disidente chino, ha sido uno de ellos.
Beijing, Jul.14.─ Liu relevó a Gandhi, Luther King o Mandela en la lucha pacífica y también trascendió los límites geográficos o raciales hasta alcanzar un ideal universal de libertad. Con él se va el activo más sólido de la disidencia política china y también el mayor incordio del régimen. A Liu le restaban tres años de condena y no parecía muy dispuesto a obedecer. No lo había hecho tras recuperar la libertad en las anteriores ocasiones y el Nobel le aseguraba un potente altavoz global.
El Hospital de Shenyang (provincia de Liaoning) que lo trataba desde que fue diagnosticado en mayo anunció anoche su muerte. Se sabía que la enfermedad se había extendido y que su debilidad le impedía ya comer, pero incluso en sus últimos días se había peleado con Pekín por su derecho a morir donde y como quisiera.
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