El público tan ávido de servicios de radio, televisión y telefonía celular cada vez más amplios y el crecimiento insaciable de las grandes empresas proveedoras están condenando a una parcial extinción de la investigación astronómica y astrofísica. |
El primer pulsar fue detectado en 1967.
Hoy sería imposible ese descubrimiento.
Marzo 16.– La profusión de emisoras de TV y FM que, además, son cada vez más potentes, y la proliferación de múltiples antenas de telefonía celular están oscureciendo gravemente el acceso al espacio exterior que antes tenían los investigadores.
Aunque los convenios internacionales preservan ciertas zonas del espectro electromagnético para uso exclusivamente astronómico, una de ellas se encuentra asediada entre los 1,400 MHz y los 1,427 MHz, donde se halla la línea de 21 cm del hidrógeno neutro, que permite estudiar la formación estelar y la distribición de la materia en las galaxias. Está colocada entre dos bandas reservadas para los teléfonos móviles, cuyas necesidades son cada vez mayores a medida que se incluyen más y más funciones en su servicio.
También se ha invadido la zona en la que los astrónomos registraban las radioemisiones de Júpiter y otros planetas. Observar ahora, por ejemplo, al planeta gigante entre la cacofonía de señales de las emisores de radio y TV es prácticamente imposible.
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